FUERZA CONJUNTA, SANIDAD Y DE TODO UN POCO

PitarchHace seis meses, en el post “MILAGRO EN DEFENSA”, se analizaba la rueda de prensa del JEMAD en la que éste anunciaba la transformación de las FAS. Se señalaba el compromiso del Almirante: “para el verano de 2014 se alcanzará la FOC (Full Operational Capability) de la Fuerza Conjunta”. En aquel post se explicaba, para mejor comprensión del respetable, que eso significaba que el objetivo de esa pretendida Fuerza Conjunta de 67.000 efectivos: 15.000 para el núcleo (10.000 para misiones conjunto-combinadas y contingencias y 5000 para misiones nacionales en el exterior); 12.000 para atender las misiones permanentes; y 40.000 como inventario para posibilitar que los primeros 15.000 pudieran rotar semestralmente, se encontraría “en plenitud y en condiciones de ser empleado y sostenido para desarrollar sus correspondientes misiones (que eso es la FOC) dentro de seis meses”. Cargado de escepticismo, calificaba ese objetivo —si se alcanzase— como un “milagro castrense”. Se concluía en aquel post que “si se hubiera dicho simplemente que esa Fuerza Conjunta de 67.000 efectivos, plenamente equipada y adiestrada en consonancia, podría alcanzarla España en un plazo de entre cinco y ocho años, contando con un acuerdo parlamentario que apoyara la correspondiente ley presupuestaria, todavía uno podría darle cierta credibilidad”. Finalmente, me comprometí con los lectores rematando el post con un “dentro de seis meses, si quieren, lo comprobamos”.

Y esos seis meses han pasado. Aquí se hace el seguimiento de las cosas que se analizan, aunque sea en plena canícula de agosto. También se cumplen los compromisos con los lectores. Porque este blog, obviamente, no es un periódico. Y, como barruntaba, lamento constatar que no me equivoqué. Nada significativo de lo que en febrero se anunció que estaría hecho para el verano ha sucedido. No me gusta, créanme, tener que escribir sobre el papelón que le están haciendo jugar al JEMAD. Pero, mientras no se muestre lo contrario, la depauperada defensa nacional está hoy tan mal como estaba en febrero. O quizás peor; tanto que en el real decreto-ley 10/2014, aprobado en el consejo de ministros del pasado 1 de agosto, alguien se tuvo que desabrochar el cinturón para bajarse los pantalones —ejercicio veraniego que va resultando demasiado recurrente en Defensa—, y confesar en ese real decreto-ley que (textualmente) “las dotaciones presupuestarias solo permiten atender el alistamiento de aquellas unidades que van a ser desplegadas en operaciones”. Lo cual es reconocer que las que no van a operaciones, la mayoría, no están suficientemente adiestradas para el cumplimiento de las misiones asignadas. En definitiva, que el esencial componente militar de la defensa nacional está inoperativo. ¿Alguien se atrevería a afirmar, por ejemplo, que la atención sanitaria de los españoles está, aunque fuera mínimamente, cubierta si solo se pudieran hacer operaciones de corazón, y no se pudieran realizar otro tipo de operaciones? Y el ministro de defensa sin dimitir…
Asunto de indudable y agobiante actualidad es la reciente evacuación, en avión militar desde Monrovia a Torrejón de Ardoz, del sacerdote Miguel Pajares, de la Orden de San Juan de Dios, infectado con el virus del ébola, así como de la religiosa Juliana Bohana Bohé que podría estar también infectada por algún tipo de virus. Ha sido una crítica y urgente operación de evacuación sanitaria, que ha demandado el concurso de varios ministerios. Además se ha necesitado la participación de la CA de Madrid y su ayuntamiento para montar la operación colateral de garantizar el traslado rápido y seguro de los infectados, desde la base aérea al hospital Carlos III de Madrid, donde ambos pacientes han quedado ingresados y aislados. Ha sido, sin duda, una operación muy compleja en lo técnico, arriesgada en lo sanitario y costosa en lo económico.
Ese último punto está levantando bastante polémica. De momento los gastos de toda la operación han sido atendidos por la Administración, con el dinero de todos. Ahora se discute sobre quién debe pagar finalmente los gastos de la evacuación. Porque los evacuados no estaban el Liberia enviados por la Administración, sino por la ONG a la que pertenecen. Y, en opinión de muchos, es la ONG en cuestión la que debería aflojarse el bolsillo, especialmente ahora que la atención sanitaria de la seguridad social es tan precaria por los recortes. Cada vez parece más claro que el estado debería obligar a las ONG,s a asegurar a las personas a las que envía de misión al exterior, frente a los potenciales gastos originados por evacuaciones, rescates o circunstancias similares que desafortunadamente son bastante frecuentes en las zonas de riesgo en las que aquéllas a veces operan.
Por cierto, todas las medidas de protección y aislamiento que se han adoptado con los evacuados, así como con las personas que estaban obligadas a tener un contacto próximo con ellos, suscitan una reflexión muy seria. Porque esa terriblemente contagiosa, expansiva y letal epidemia de ébola en países del África subsahariana es un nuevo factor de riesgo para todos. Aunque para unos más que para otros. Estoy pensando ahora, en concreto, en Ceuta y Melilla. La prudencia aconsejaría analizar seriamente el grado de riesgo y potenciales medidas para enfrentarlo, para proteger a los habitantes de esas ciudades españolas castigadas por la permanente entrada ilegal y sanitariamente descontrolada de seres humanos procedentes en muchos casos de aquellos países. 

Y ya que hablamos de cuestiones relacionadas con la sanidad, recuerdo que no hace mucho una habitual del blog, Maialen, quedó emplazada desde este teclado para hablarnos de los problemas sanitarios, cuando se colgase otro post de la serie “DE TODO UN POCO”. Si desde EE UU, donde se encuentra de largas vacaciones nos lee, aquí tiene su oportunidad de debatir con los cabales esas cuestiones que la preocupan y de las que, sin duda, tanto sabe.

Fuente: Blog Pedro Pitarch