Barcelona se niega a «apadrinar» el buque insignia «Juan Carlos I»

Barcelona es una ciudad marina como pocas, no sólo por poseer uno de los puertos más importantes de la geografía española sino por su tradicional vinculación con la Armada. Pero la historia o las tradiciones son a veces caprichosas según quién gobierne en la ciudad. Hoy lo hace CiU, formación enfrascada en una ofensiva secesionista preelectoral que ocupa todos los frentes. El último ha sido el de las Fuerzas Armadas y la constante protesta por los vuelos de adiestramiento de F-18 que han surcado dos veces los cielos catalanes.

Con menos bombo que las quejas públicas (que no oficiales) de estos días, el Ayuntamiento de Barcelona ha puesto su granito de arena en su cruzada antimilitar. Si en 2007 nadie del Consistorio protestó porque el Ejército salvara a la ciudad del apagón que sufrió, ni este verano hubo voces en Cataluña que protestaran por la presencia de 150 militares de la UME para apagar un fuego en la Junquera, hoy la postura es bien distinta. La institución que gobierna Xavier Trias ha optado por alejarse todo lo posible de lo militar, o en este caso, de lo marino. La Armada propuso al Ayuntamiento barcelonés que fuera el encargado de entregar la bandera de combate al buque de proyección estratégica «Juan Carlos I». Este acto es una tradición que contiene buena dosis de simbolismo. Como explica el «Ceremonial Marítimo» de la Armada, la bandera de combate «la ofrece normalmente alguna corporación o personalidad que quiere con ello dar una muestra de admiración por la Armada y crea con ella ciertos lazos de unión». Muestra que el Ayuntamiento no está por la labor de realizar porque se ha negado a ser la corporación que entregue la enseña de combate al nuevo buque insignia de la Marina.

Durante meses, la Marina había negociado con el Consistorio de la Ciudad Condal para que, como ya había ocurrido en anteriores ocasiones, fuera esta institución la encargada de tan simbólico acto. Durante esos meses, desde la Ciudad Condal sólo se recibían largas cambiadas a la propuesta hasta que acabó en una negativa . Este diario se puso ayer en contacto con el Ayuntamiento barcelonés para consultar acerca de esta negativa pero la respuesta fue que desconocían quién podía conocer este asunto.

Tras la negativa recibida en el primer intento, la Armada ha decidido buscar otra ciudad que quiera estrechar esos lazos a través del acto de entrega de la bandera de combate. Por el momento hay dos ciudades candidatas.

Precendente
La situación es peculiar desde el punto de vista de que no es la primera vez que Barcelona es la elegida para entregar la bandera de combate a un buque de la Armada. En el año 2004, el Ayuntamiento, entonces presidido por Joan Clos, fue el elegido para entregar la enseña a la fragata «Juan de Borbón», cuya madrina fue la Infanta doña Pilar. Al acto acudieron los Reyes, los Príncipes, el entonces presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, el propio alcalde, el ministro de Defensa, José Bono, y una nutrida representación de la sociedad catalana.

El año pasado, el propio Xavier Trias recibió al entonces almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, Manuel Rebollo, con motivo del Salón Náutico Internacional de Barcelona. Durante el acto, el alcalde elogió los tradicionales lazos de unión entre la Armada y la Ciudad Condal y la intención de mantener firme la relación entre ambas instituciones. No le ha durado mucho la intención.

Un barco deseado por marinas de medio mundo
Más allá de cuestiones políticas, el buque de proyección estratégica «Juan Carlos I» es el último gran proyecto de la Armada. Capaz de transportar a 1.443 efectivos, de cargar 46 carros de combate y 88 vehículos de 16 toneladas y de transportar 30 helicópteros NH-90, 10 Chinook y 19 aviones Harrier. La Armada australiana ya ha encargado dos unidades similares y es a día de hoy el producto sobre el que más se pregunta a Navantia, constructora del mismo.

Fuente: La razon