Cecilio Andrade:»Pedagogía y Tiro: conceptos claves para una buena instrucción «

Cecilio_AndradeDe acuerdo con la metodología de la instrucción táctica, policial o militar, el instructor de tiro no debe limitarse a proporcionar únicamente conocimientos técnicos. Su acción pedagógica ha de ir más allá de lo estrictamente técnico y profesional. Debe llegar a lo humano y educativo.

Los profesionales confiados a un instructor llegan con unas inquietudes y unas necesidades de conocimientos necesarias para su superación, e incluso supervivencia, en el desarrollo de sus funciones. Independientemente de su edad y veteranía, deben ver en el instructor un modelo a imitar, depositario de una autoridad indudable. En este marco, la labor del instructor consiste en compaginar autonomía y dependencia, de tal modo que favorezca la maduración de sus alumnos, quienes en sus diversos puestos tendrán responsabilidades varias, y dónde deberán tomar decisiones y cumplir órdenes en base a los conocimientos adquiridos.

El instructor, en definitiva, cumplirá su papel de educador y guía de sus alumnos, creando de forma continua con su comportamiento y métodos utilizados, una situación en la que los alumnos obtengan conocimientos y normas de comportamiento para que, finalmente, aprendan a ejercer reflexivamente sus responsabilidades.

Algunas normas de carácter pedagógico que se deducen de la experiencia en la instrucción:

– Interesarse y esforzarse por conocer y comprender a los alumnos. Como primera medida práctica, procure conocer desde el principio el nombre de los alumnos. Ellos agradecerán esta muestra de interés y se sentirán inclinados a cooperar y mantener una relación positiva con el instructor, para quien han dejado de ser un simple número.

– Cuidar especialmente la primera impresión. Prepare siempre la primera lección con especial cuidado. El primer contacto con los alumnos es muy importante. Por ello, preséntese usted mismo y su asignatura con brillantez y eficacia.

Alumnos asisten a una clase de tiro
Clase práctica en un campo de tiro
– Contestar las preguntas. Inspire confianza contestando las preguntas o reconociendo con nobleza que en ese momento ignora la respuesta o que no la recuerda. No obstante, en general, es preferible que las preguntas que interesan a un solo alumno se le contesten fuera de la hora de clase para no interrumpir en exceso el curso de la misma

– Mantener la suficiente reserva y compostura. Ser entusiasta en su labor. Este saber estar en su puesto no debe suponer “encasillamiento», sino al contrario, una plataforma de acción desde la cual establecer contacto para comunicarse con los alumnos. El alumno admira al instructor que sabe mantenerse con la formalidad que debe, sobre todo, durante las horas de trabajo.

– Evitar las preferencias. Mantenga una actitud correcta, firme y cordial hacia la clase. El exceso de confianza hace que se incline el instructor hacia el más simpático, que quizá no posea otras cualidades. Esto da una deplorable impresión en el resto de los compañeros.

– No poner en ridículo a sus alumnos. Nunca dañe la autoestima de un alumno humillándole ante los compañeros. Haga en privado la mayoría de las reprensiones. Obtendrá mejores resultados.

– Ser puntual. El instructor debe empezar y terminar sus clases a la hora prevista. Evitará con ello molestias a los demás instructores, proporcionará a los alumnos el descanso fijado y aprovechará el tiempo disponible para la enseñanza.

– No emplear palabras obscenas o chabacanas. El empleo de un vocabulario impropio demuestra carencia de preparación o habilidad para expresarse correctamente, dando la sensación de que se recurre a este sistema para ocultar la falta de competencia.

– Ser capaz de hacer el trabajo que enseña y de hacerlo bien. Prepare anticipadamente la sesión; no confíe en la improvisación. No hay mejor sistema para perder la confianza de los alumnos que dar justificaciones o no saber realizar bien una cosa. Prevéngase haciendo las cosas por sí mismo antes de enseñarlas a la clase.

– Alentar la instrucción para la acción, siempre y cuando sea posible.

Instructor de tiro en pleno entrenamiento
Consejos prácticos:

1. Prepararse a sí mismo.

– Preparar una guía que indique cuándo y dónde tendrá lugar la sesión, qué alumnos serán instruidos y qué medios serán necesarios.
– Examinar cuidadosamente el objetivo a alcanzar con cada sesión. Para ello, estudiar las condiciones de ejecución y los requisitos a alcanzar.
– Asegurarse de que sabe ejecutar la tarea usted mismo. De lo contrario practíquela por su cuenta hasta dominarla.
– Elegir la forma más apropiada de impartir la tarea.
– Preparar una guía de “tiempo y actividades» que marque la actividad concreta a realizar en cada momento de la sesión.
– Practicar la explicación previa de la tarea que dará a los alumnos.

2. Preparar los medios.

– Recopilar el material y equipo necesario, y asegurarse de que funciona o está operativos.
– Buscar medios audiovisuales o similares.
– Adecuar el lugar para impartir la sesión.

Entrenamiento de tiro con arma corta
3. Preparar a los alumnos e instruirlos.

– Explicar a los alumnos qué es lo que se va a instruir y con qué grado de exigencia.
– Hacer hincapié en las medidas de seguridad para evitar accidentes.
– Si se necesitan conocimientos previos antes de abordar la sesión, hacer un repaso breve de los mismos.
– Hacer un breve test inicial a los alumnos para hacerse una idea de los aspectos de la tarea en que debe insistir especialmente.
– Realizar una demostración previa de lo que se pretende alcanzar.
– Realizar evaluaciones, en función del tiempo disponible, a todos o algunos alumnos, sobre el contenido de la sesión.
– Anotar los resultados de dicha evaluación y tenerlos en cuenta para el futuro.

Fuente: Cecilio Andrade