El Ministerio de Defensa, a través de su Departamento de Comunicación del Ejército de Tierra, ha reconocido, mediante un correo electrónico, que es cierta toda la información publicada por este diario acerca de los interrogatorios a los que han sido sometidos los soldados adscritos al Regimiento de Caballería Acorazada Ligera Lusitania nº8. Todo, eso sí, salvo una cosa: que «no se dejó a nadie sin comer».
Efectivamente, tal y como contó Público, en torno a cincuenta soldados de este regimiento fueron interrogados el miércoles pasado por espacio de cuatro horas por parte del capitán de la unidad y un sargento, contando con dos soldados como testigos, en las dependencias del cuartel de Marines con la intención de identificar a los presuntos autores de los videos y fotografías durante los ejercicios de «control de masas» impartidos por la Policía Militar de la Brigada Castillejos II de Zaragoza.
En su nota de prensa, el Ministerio de Defensa dice literalmente que «por parte del Regimiento Lusitania se ha abierto una investigación previa al o los autores del vídeo y fotos y por dos motivos: está prohibido el uso de cámaras en las actividades de instrucción (y en operaciones) sin autorización previa, y porque han habido quejas de alguno de los que aparecen en el vídeo porque se ha difundido su imagen sin su consentimiento».
En este sentido, tres soldados fueron identificados durante los interrogatorios por sus compañeros, o por su propio testimonio, como los autores de vídeos y fotografías realizados con sus teléfonos móviles durante ejercicios militares, de cuya práctica, al menos en un caso, estaban rebajados de servicio.
A los soldados, según ha podido saber Público, se les ha abierto un expediente informativo previo donde se les propone para, en su caso, ser sancionados conforme a la calificación que los mandos militares estimen, dentro del ordenamiento jurídico castrense, y para lo que contarán con la preceptiva asistencia legal. El portavoz del Ministerio de Defensa asegura que todavía no se ha tomado ninguna medida disciplinaria a fecha de hoy contra nadie. De hecho, el caso ya ha pasado a instancias superiores. Ahora también están intentado averiguar el origen de las filtraciones acerca de estos hechos que han llegado a los medios de comunicación.
Prácticas habituales en control de masas
Defensa insiste en que estos ejercicios son habituales en los acuartelamientos, hecho que niegan soldados y oficiales consultados por este periódico. El pasado 4 de noviembre esta misma oficina de comunicación del Ejército de Tierra aseguraba a preguntas de Público que «efectivamente [las practicas antidisturbios convencionales] están incluidas en la instrucción básica de las unidades, en el ciclo combate en localidades, control de masas y establecimiento de check-points. Todo ello, dentro de la formación de cualquier unidad con vistas a su posible despliegue fuera de España, para misiones como Líbano y República Centro Africana».
Llegado a este punto, es preciso poner sobre la mesa varias cuestiones. La primera es la información que los soldados de Lusitania nº8 reciben cuando comienzan por vez primera en su carrera militar las practicas antidisturbios. Ellos aseguran que los mandos les transmitieron mensajes de que tales ejercicios eran necesarios «para los tiempos que corren», y les apuntaban a la necesidad de estar preparados para cualquier cosa «en tiempos de revueltas». En la propia página web del Ministerio de Defensa se especifica precisamente cuales son -entre otras- las misiones encomendadas a la Brigada de Caballería Castillejos II, a la que pertenece el Regimiento de Caballería Ligera Acorazada Lusitania nº8 : «Vigilancia y Protección de puntos sensibles en territorio nacional» y «apoyo y colaboración con fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado».
Frontera Líbano-Israel y República Centroafricana
La propia nota del Ministerio de Defensa dice que estos ejercicios de formación en técnicas de control de masas antidisturbios son habituales y comunes en todos los regimientos, y que persiguen la formación en esta materia para futuras misiones activas en el Líbano y República Centroafricana. En concreto, en la conflictiva frontera en tierra de nadie entre Líbano e Israel se observan a cara de perro el ejército israelí y Hezbolá. Y en medio de todo, sobre la línea fronteriza, los cascos azules de la UNIFIL desde agosto de 2006 (donde hasta final del presente mes de noviembre estarán los soldados españoles de la Castillejos II con sus blindados) que patrullan junto a soldados libaneses.
En esta zona solo no hay población civil y sistemáticamente se intercambian disparos, que ya han causado centenares de muertos. Poco papel pueden jugar aquí los antidisturbios con pelotas de goma y botes de humo.
El segundo lugar marcado por Defensa como destino de estas unidades antidisturbios de control de masas del Ejército, como las grabadas en video en el cuartel de Marines (Valencia), es Bangui, la capital de la República Centroafricana, antigua colonia francesa. Para muestra un botón. Allí en la actualidad, en la misión de la ONU y la UE, EUFOR-RCA, están inmersos en una guerra civil que se está cobrando centenares de muertos.
Precisamente cuando parecía que algo de calma se vislumbraba, el pasado día 7 de octubre se producía un ataque con granadas con un resultado de una decena de muertos, entre ellos un casco azul. Pocos días después, un capitán del Ejército de Tierra resultaba herido de carácter leve en un ataque con lanzagranadas contra la patrulla que mandaba en la capital de República Centroafricana, donde alrededor de un centenar de militares y guardias civiles españoles participan en la misión de la UE para la estabilización del país. Afortunadamente ya se ha recuperado para el servicio.
Fuente : Publico