El pasado martes, día 7, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, viajó a Mali y a Senegal. En ambos países visitó a los militares españoles que están, unos entrenando a futuros militares malienses, dentro de la Misión de Adiestramiento de la UE en Mali (EUTM Mali), y otros apoyando, mediante transporte aéreo, la operación francesa de intervención militar en Mali bautizada como «Serval». Con independencia de que en esta gira, el ministro anunció que España ampliará su aportación a la misión europea en Mali, lo cierto es que con este viaje se manifiesta claramente el compromiso español en el conflicto de Mali y en la lucha contra el terrorismo de Al Qaeda en el Sahel. No es un asunto menor. En la moderna dinámica geopolítica se considera el Mediterráneo expandido, que se extiende desde el Mediterráneo Occidental hasta el Golfo de Guinea, como una zona inestable caracterizada por la actuación del terrorismo yihadista, la inmigración ilegal, el crimen organizado, el narcotráfico y los estados fallidos. El Mediterráneo Oriental y el Mediterráneo ampliado, extendido hasta el Golfo Pérsico, completan la nueva dinámica geopolítica mediterránea. Sin duda, conforma el territorio ideal, con su mezcla explosiva de fenómenos conflictivos, para la actuación del terrorismo. Es la nueva tierra de la yihad. Ya hemos dicho en estas mismas páginas que muchos afiliados de Al Qaeda procedentes de Afganistán y Pakistán junto a los mercenarios que actuaron en Libia se han dispersado por los espacios vacios del Sahel, especialmente en el área occidental. Constituye el nuevo teatro de operaciones donde están participando militares europeos – entre ellos, españoles – y africanos con el propósito de impedir que esta área se convierta en un nuevo Afganistán. Para España lo más relevante de este nuevo teatro es que se encuentra dentro de nuestro entorno de interés estratégico por lo que todo lo que ocurra en él afecta directamente a nuestra seguridad. A nadie se le escapa que en este escenario se halla la conflictiva situación del Sahara Occidental cuyo desarrollo lo está llevando a cabo la Misión de Naciones Unidas para el referéndum del Sahara Occidental (MINURSO). Con independencia de las discrepancias marroquí-saharuis en el área, no hay que descartar que tanto el pueblo como el territorio saharaui puedan ser un objetivo rentable para Al Qaeda. Ante esta nueva configuración geopolítica del Mediterráneo expandido que afecta, fundamentalmente, al Magreb, a España y a los países del Sahel – cuyos grandes espacios vacios constituyen la frontera de seguridad europea -, es preciso establecer una plataforma geoestratégica de seguridad capaz de impedir la actuación del terrorismo yihadista en unión de los aspectos conflictivos antes señalados. Esta plataforma geoestratégica debiera apoyarse en el Magreb como barrera natural – para ello, es vital una estrecha actuación argelino-marroquí -, con la plena colaboración de los países del Sahel y de su entorno meridional. España, como actor europeo más afectado, debe emplear una diplomacia proactiva al objeto de que la UE ponga en marcha la mencionada plataforma geoestratégica así como estar dispuesta a desplegar, cuando sea necesario, principalmente a sus fuerzas terrestres, pues éste área constituye, en la actualidad, nuestra primera prioridad en el campo de la seguridad.
Fuente: Atenea Digital