Infantes de Marina en combate (I)

Juan_ChicharroLa Infantería de Marina española es un cuerpo viejo y de profundas tradiciones. Tiene su antigüedad reconocida en 1537 por un Real Decreto de SM el rey Juan Carlos I.

Sus hombres han combatido en la práctica totalidad de las campañas en las que ha participado España desde entonces, bien en tierra o a bordo de los buques de la Armada.

Atendiendo al título de este artículo largas podrían ser la líneas escritas describiendo a nuestros infantes de marina en combate a lo largo de los últimos siglos, sin embargo no será éste el caso toda vez que su objetivo es el de difundir algunas de las acciones de más relevancia ejecutadas en los últimos años. Ya en esta columna describí la presencia de infantes de marina en el otrora Sahara español así como en Centroamérica y en Bosnia. En esta ocasión nos detendremos, ahora, siquiera de forma somera, en Afganistán y en un próximo artículo en las aguas del Índico.

La presencia de la Infantería de Marina en Afganistán se produce en este teatro prácticamente desde el comienzo del despliegue del ejército español en aquella tierra.

Un Batallón en apoyo al proceso electoral en el año 2009, unidades de enlace y adiestramiento con el ejército afgano en el 2010 y durante todo el tiempo unidades para el control aerotáctico han sido las unidades aportadas por la Infantería de Marina. Respecto a estas últimas decir que no eran unidades de maniobra sino de apoyo a ésta pero sus características especiales le dan un carácter único y es sobre ellas de lo que escribo hoy.

Expliquemos esto: se trata de unidades pequeñas muy técnicas y especializadas en la adquisición y coordinación del apoyo de fuego, especialmente el proporcionado por aviones de combate. Comoquiera que la mayoría de los enfrentamientos con la insurgencia afgana culminaban, casi siempre, con el empleo de las fuerzas aéreas de apoyo a la acción en tierra, su actuación y presencia ha sido constante en la práctica totalidad de los combates allí librados.

En definitiva, combatientes de infantería ante todo pero técnicos en el manejo y conducción de aeronaves de todo tipo.

Así, nos encontramos con infantes de marina incrustados en unidades del ejército de tierra que sufren las vicisitudes del combate terrestre y que en apoyo de éste piden, coordinan y controlan aviones, helicópteros y drones, fundamentalmente norteamericanos, británicos, franceses e italianos.

En Afganistán los infantes de marina españoles han combatido a la Insurgencia con aviones Rafale y Mirage 2000 franceses, F16 holandeses, belgas y norteamericanos, F15, F18, A10 y B1B norteamericanos, Harrier GR7 y Tornado GR4 británicos y AH Mangusta italianos. Ahí es nada. Pero es que además, expertos, que lo eran, en armamento aéreo, decidían y aconsejaban siempre el tipo de munición a emplear, algo que sería prolijo explicitar.

En el transcurso de la operación en Afganistán han participado más de 200 Infantes de marina provenientes todos del Tercio de Armada.

Hasta aquí una mera introducción a la descripción cercana del operativo en general para pasar ahora en boca de alguno de los participantes a relatar alguna, entre otras muchas, de las acciones realizadas, de forma tal que el lector se lleve una idea somera siguiendo el léxico táctico militar- si bien suavizado para un mejor entendimiento – de lo que hicieron los infantes de marina en Afganistán:

“5 de septiembre de 2009. Poblaciones de Sang Atesh Malaka y Sang Atesh Ludin. Unidades del ejército afgano reciben ataques de la insurgencia y solicitan ayuda. Una unidad española acude en su auxilio .Pocos minutos después de la entrada en posición se recibe fuego de fusilería y de cohetes. Se responde contundentemente con ametralladoras de 12.70 y 5.56 mientras se activan telemetrías y coordenadas para preparar lanzamiento y ataque de dos F18 norteamericanos que de momento mantenemos en zona y tenemos bajo nuestro control. Se intensifica el combate y se responde con todo lo posible. En ese momento cae herido de bala un cabo 1 infante de marina y es auxiliado por otro, un Sargento de IM también. El jefe de la compañía española ordena el repliegue pero debido al intenso volumen de fuego se hace éste imposible por lo que el Tte de IM al mando toma la decisión de aguantar la posición a la espera de refuerzos. Liberada la posición se ordeno a los F18 mantener el contacto”.

Cabe aquí decir que el Cabo Primero herido en ningún momento perdió la calma e insistía en coger el fusil y volver al combate junto a sus compañeros aún estando herido por fuego enemigo y también que en este mismo combate, toda vez que la antena satélite necesaria para la conducción de los aviones se hallaba lejana, apareció otro cabo Primero quién bajo un intenso fuego enemigo se dirigió para recogerla con desprecio total de su vida. Atravesando la línea de fuego recogió la antena y su acción posibilitó el apoyo aéreo necesario.

Hay que decir aquí que durante el tiempo en el que estos infantes de marina estuvieron sometidos al intenso fuego enemigo es seguro que si no hubieran reaccionado con el arrojo y valentía que demostraron nada se hubiera conseguido.

La acción descrita tiene antecedentes similares y otras posteriores; muchas, y sería prolijo el detallarlas todas, destacando por su crudeza y violencia las acaecidas el 25 de enero de 2011 y el 29 de octubre de ese mismo año. Muy parecidas a la descrita con anterioridad.

Los personajes citados tienen obviamente nombres y apellidos que omito por deseo expreso de los implicados. Tienen toda mi admiración pues se lo merecen pero más aún cuando me cuentan, y explican con toda razón, que su forma de actuar en nada difirió de la de muchos otros compañeros en otras ocasiones similares.

En estas acciones sólo algunos pocos tuvieron su reconocimiento en forma de recompensas de guerra; una vez más, aquellos, que desde sus cómodos despachos deciden a quién y cuándo les reconocen oficialmente el valor y la serenidad en el combate, mostraron una cicatería digna de los mejores burócratas. Y si no es así que alguien me explique la razón por la que unos – en la misma acción, o en otras similares, en la que todos luchan y participan por igual – reciben una recompensa meritoria, y los demás otras de menor valor o ninguna.

Los infantes de marina lucharon y pelearon en Afganistán al mejor estilo de sus antepasados en otras épocas. Y lo hicieron, también, además, mediante el empleo de técnicas muy sofisticadas como veremos en el próximo artículo, la próxima semana.

Fuente : republica