Reconozco que soy un español preocupado por nuestra Defensa y Seguridad; lector asiduo de nuestra historia patria no dejo de encontrar en nuestra situación presente similitudes con épocas pasadas de infausto recuerdo. Sin embargo cuando me detengo y hago un análisis serio, constato que sin duda mis sentimientos son más fruto del descontento, por lo que veo, que, seguramente, por la realidad en sí misma.
En cualquier caso los sucesivos comentarios que los responsables de nuestra Defensa hacen sobre la precariedad actual en la que se encuentran nuestras FAS le empujan a uno de nuevo a la preocupación.
No son tampoco halagüeñas las noticias aparecidas en la prensa sobre el estado de la construcción de lo que iba a ser la joya de la corona de nuestra industria naval. Me refiero al submarino S-80. Un sumergible que sin duda se iba a encontrar entre los más avanzados del mundo. Obvia decir lo que esto hubiera significado para nuestra capacidad de disuasión y por ende para nuestra capacidad de exportación. No soy experto en el tema y Dios me libre de opinar pero leo que entendidos en la materia aseguran que como consecuencia de los fallos encontrados se ponen en serio riesgo posibles contratos por más de 30000 millones de euros.
Aparecen por otro lado noticias que indican que el Ministerio de Defensa pone en venta y liquidación la mitad de sus Instalaciones Militares. Hay que, no sólo reducir el gasto, sino de paso, obtener dinerillo que buena falta hace.
En fin… Parece que no hay más remedio.
De reducciones algo se sabe en La Armada que un día optó más por la excelencia que por la cantidad; eso sí, mientras se mantuvieran unas capacidades equilibradas. Capacidades hoy rotas tras la prematura desaparición del Portaaviones “Príncipe de Asturias”, la práctica desaparición del arma submarina y la casi nula presencia institucional en el litoral salvo en las bases tradicionales de Cádiz, Cartagena y Ferrol.
¿Cuánto tiempo hace que una flota no visita el puerto de Barcelona como era normal antaño?
No están lejanos los días en los que nuestra Armada contaba con un portaaviones y una fuerza aérea embarcada notable, más de veinte destructores/fragatas, unos quince buques para la guerra de minas, más de veinticinco patrulleros, una fuerza submarina compuesta por ocho submarinos, un potente Grupo Anfibio… etc. En definitiva una fuerza naval considerable y “ad hoc” a nuestra entidad como nación media.
Sí, la crisis económica ha hecho estragos en nuestra capacidad de Defensa, hoy bajo mínimos. Y no lo digo yo sino el propio JEMAD quien reiteradamente lo ha manifestado explícita e implícitamente, si bien también ha añadido que ” podemos perder casi todo, pero no los valores y el estilo militar”. Bien.
Pero bueno, no todo son malas noticias pues según leo en medios “informados”- en concreto en el diario “El Mundo” – parece ser que hay estudios relativos a la incorporación a nuestra Armada de leones marinos, o sea, focas, que pueden tal vez aportar o suplir, mejor dicho, algunas capacidades perdidas. Parece ser, según expertos, que estos bichos pueden participar en variedad de misiones. Desde la lucha contra el terrorismo al rescate de civiles, pasando por la localización de cadáveres o la búsqueda de tesoros hundidos en pecios.
Me pregunto yo, de ser cierta la información, si se incorporarían a la Infantería de Marina o al Cuerpo General de la Armada. Dicen que son excelentes nadadores y buceadores con un gran sentido de la audacia y capacidad todoterreno, por lo que bien podría considerárseles como infantes de marina. No obstante, veo aquí un problema y es que dado el afán de nuestros “marines” de encasquetar franjas rojas y sardinetas – desde tiempo inmemorial – a todo lo que se mueve en su entorno no veo yo fácil el materializar esto en las focas.
Por otro lado, leo también, la capacidad de estos leones en funciones de defensa bio terrorista bajo el agua y en apoyo de buques y buceadores por lo que no sería difícil pensar en su posible adscripción al Cuerpo General.
Y no me olvido de algo muy importante, y es que de incorporarse a la Armada, los leones no serían machos sino hembras, o sea, leonas, lo que es un dato de relieve políticamente muy correcto hoy en día y muy acorde con la política de género imperante.
La razón es que las hembras pesan la mitad que los machos, algo muy valorado, pues los técnicos prevén su empleo de forma tal que en una zodiac vayan tres soldados y una leona, formando un buen equipo de combate; siempre que la leona no se “cabree” , digo yo, que todo es posible.
En fin, supongo que serán temas de discusiones corporativas en el seno de la Armada que encontrarán solución.
Yo a pesar de todo me inclino porque se incorporen a la Infantería de Marina.
Bienvenidas sean las leonas marinas.
Fuente: Republica