A pesar de que todas las partes en el conflicto sirio coinciden en la necesidad de poner fin a la permanente carnicería, en que se ha convertido la guerra civil, no parece que los signos apunten en esa dirección. Y por si fuera poca la confusión reinante ahora aparecen la Unión Europea y los EEUU admitiendo el suministro de armas y medios a los rebeldes al régimen sirio. Quiero suponer que los responsables de esta decisión manejan datos que se escapan a mi intelecto toda vez que una sola mirada a quienes componen hoy dicha coalición la hacen, al menos para mí, bastante incomprensible.
Los grupos opositores a Basar Al Assad constituyen una amalgama de grupos fundamentalmente sunnitas que cuentan con el apoyo esencialmente de Arabia Saudita y de la Liga Árabe, si bien es conocido que el elemento dominante es ante todo Al Qaeda y ya sabemos cuáles son los objetivos finales de esta organización por lo que a nuestra cultura occidental se refiere. A nadie se le escapa igualmente la “errática” política de los EEUU por lo que se refiere a la complacencia con la recluta de “yihadistas” a lo largo de todo el norte de África para la lucha contra el régimen sirio, así como la “inoperatividad” de Turquía en el control del movimiento de estos grupos a lo largo de su frontera con Siria.
Sea lo que sea, la realidad es que en primer lugar fluye la incorporación de elementos islamistas radicales a los grupos opositores al régimen sirio, en segundo lugar que estos caen pronto en las redes de Al Qaeda y finalmente que, ahora, Europa y los EEUU van a ayudarles en su lucha con armas y suministros.
Nunca ha sido fácil de entender el problema permanente en Oriente Medio pero ahora si cabe aún menos.
La cuestión es que tarde o temprano el conflicto sirio acabará y será entonces cuando todos aquellos incorporados a la lucha en apoyo de los rebeldes volverán, o no, a sus lugares de procedencia; eso sí, con un adoctrinamiento y preparación militar de la que carecían antes. Aquí es donde surge la preocupación de los servicios de inteligencia sobre el futuro de estos elementos ante la posibilidad de su previsible incorporación a las redes de Al Qaeda como lo que se conocen como lobos solitarios o células durmientes. Prueba de ello la tenemos en las recientes capturas de elementos dedicados a la captación y recluta de voluntarios para luchar en Siria que la policía española, en cooperación con la marroquí, está llevando a cabo en Ceuta y Melilla. Acciones que revisten gran dificultad toda vez que existen zonas en la citadas ciudades españolas, como el barrio del Príncipe o la Cañada de la muerte, donde reina ya casi el caos ante la cantidad ingente de población musulmana incontrolada originaria de países del Magreb.
Los servicios de inteligencia de nuestras fuerzas de seguridad tienen plena consciencia, con nombres y apellidos, de no menos de 300 españoles que se encuentran en estos momentos incorporados a los rebeldes sirios. Algunos caerán pero otros muchos regresarán y la cuestión es si se reintegrarán plácidamente a su vida anterior o si por el contrario continuarán su particular cruzada en el ámbito de la guerra global que Al Qaeda tiene declarada a Occidente. Yo, sin duda, me inclino por esta segunda posibilidad; y aquí es donde aparecen riesgos de importancia para nuestra seguridad. De aquí mi inocente extrañeza de la decisión de armar a las fuerzas rebeldes, así como la de cooperar en su adiestramiento y preparación. Es una decisión ya tomada que afortunadamente España no va a secundar, al menos de momento. Una decisión baladí pues qué más da que sea nuestro país u otro de la UE quien lo haga si al final el efecto es el mismo.
Se denomina mediáticamente lobos solitarios a aquellos elementos no controlados que en un determinado momento pueden actuar con libertad de movimientos y causar daños impensados; pero el lector sabe que los lobos no actúan nunca en solitario sino todo lo contrario. Lo hacen en manada y bien dirigidos por el jefe de la misma. Sin duda el “modus operandi” de los grupos terroristas es similar y bien se cuidan los dirigentes de la manada de no ser localizados con facilidad; de ahí la vital importancia de la cooperación nacional e internacional de todos los medios de defensa y de inteligencia en todos los niveles.
Esto es una guerra y así hay que considerar las acciones que se deben tomar. Y en lo que yo aprendí, en mi devenir profesional al respecto, no entraba el armar y entrenar al potencial enemigo que es precisamente lo que se está haciendo, y se va a hacer, con los rebeldes sirios.
Salvando las distancias todo esto me recuerda siquiera vagamente a cuando los EEUU y el Reino Unido apoyaban a los rebeldes talibanes en su lucha contra la Unión Soviética. Ya sabemos lo que pasó después.
Fuente: Republica