Uno de los temas principales de conversación que el presidente Obama mantuvo el mes pasado con los líderes israelíes y jordanos fue el de las acciones a tomar si los principales depósitos de armas químicas del ejército sirio caían en manos de grupos islamistas terroristas, como Hizbollah o Al Qaeda, especialmente los ubicados en la base de Al Safira que está cerca de la ciudad de Alepo y los que se encuentran en la de Dumeir a 40 km de Damasco. Obama y Netanyahu analizaron y consensuaron las acciones pertinentes para prevenir el uso de armas químicas.
Lamentablemente los grupos opositores al régimen de Al Assad liderados por Al Qaeda se encuentran ya en las cercanías de la citada base de Al Safira. Apenas a unos 2 km de la misma y los combates se recrudecen por momentos.
Esto ha motivado el traslado inmediato “in person” del propio ministro de Defensa israelí, Moisés Yalón, acompañado por el Jefe de Estado Mayor el Tte. General Bennyo Gantz a las alturas del Golán para observar la situación “in situ”. Allí y en concordancia con lo acordado a más alto nivel en las conversaciones citadas – entre Obama Y Netanyahu – ha sido explicito al manifestar que Israel no va a consentir que las armas químicas caigan en manos terroristas.
El levantamiento de los grupos opositores al régimen del presidente Sirio Assad dura ya casi dos años y, a la par que ha destrozado el país en una guerra civil durísima, ha ocasionado la irrupción de los grupos terroristas ya citados en el escenario de guerra con el peligrosísimo interés de hacerse con las armas químicas. Aquí se plantea ahora el dilema de si se ha hecho o se hace lo suficiente para evitar la aparente continua captación de combatientes islamistas y su flujo hacia los frentes sirios incorporándose predominantemente a Al Qaeda.
No parece muy claro que los EEUU hayan puesto mucho interés en intervenir en el control del continuo flujo de combatientes que se incorporan a la lucha armada contra el régimen sirio por la sencilla razón de que hasta ahora imperaba la creencia y optimismo de que la rebelión siria devendría en un progresivo movimiento democrático. Analistas norteamericanos piensan que la administración Obama ha sido ciega e inocente al respecto al no caer en la cuenta que a la larga todos estos combatientes caerían en las redes de Al Qaeda que es lo que está sucediendo.
La captación de estos combatientes se hace en todo el norte de África con absoluta transparencia – principalmente en Marruecos, Libia, Argelia, Túnez y Egipto – se trasladan a Turquía y desde allí con facilidad entran en territorio sirio mediante el uso de las redes que Al Qaeda tiene establecidas en la frontera con Siria. Por supuesto que los medios de inteligencia norteamericanos son conscientes de esto desde el principio del conflicto pero la realidad es que no es mucho lo que se ha hecho por evitarlo. Al contrario de lo que en su día se hizo – durante el conflicto en Irak – donde el control de la frontera con Siria era férreo.
La realidad, hoy, es que esa permisividad norteamericana y por supuesto turca al no impedir el flujo de “jihadistas” para unirse a los rebeldes sirios, se ha vuelto ahora contra los intereses de seguridad de Israel cuando se ha constatado las ansias de hacerse con los depósitos de armas químicas.
Paradojas de la política.
Y por si había dudas de todo el galimatías organizado, el líder de Al Qaeda en Irak, Abu Bakr Al Baghadi, ha confirmado que el denominado Frente Al Nusra al que se incorporan muchos de los combatientes islámicos y que lucha junto a los rebeldes sirios forma parte integral del conjunto de la red de Al Qaeda.
Su objetivo no es sólo derribar al régimen sirio sino hacerse con el control de las armas químicas citadas al comienzo de estas líneas.
Fuente: Republica