La guardia civil y la armada quieren colaborar más para ahorrar en la vigilancia de la costa

La Guardia Civil y la Armada constataron hoy la conveniencia de que ambas instituciones colaboren más para ahorrar en la tarea común de vigilancia de las costas y aguas territoriales españolas.

A esta conclusión llegaron hoy el director general del Instituto Armado, Arsenio Fernández de Mesa, y el jefe del Estado Mayor de la Armada, Jaime Muñoz-Delgado.

Ambos mantuvieron este jueves un encuentro durante la visita del jefe de la Armada a las instalaciones de la Dirección General de la Guardia Civil, en Madrid.

Según informó la Benemérita, durante la reunión, en la que pusieron de manifiesto las excelentes relaciones entre la Armada y la Guardia Civil, se analizaron las posibilidades de ampliar su colaboración para obtener la máxima eficiencia de los recursos disponibles, en unos momentos de dificultades presupuestarias y de escasa tasa de reposición de efectivos.

El Instituto Armado añadió que, con este fin, durante la reunión se analizó la situación, actual así como las posibilidades de ampliar la colaboración para obtener la máxima eficiencia de los recursos disponibles.

A este respecto, la institución que dirige Fernández de Mesa destacó que sus agentes tienen asignadas misiones de seguridad en todo el mar territorial, con el mandato legal de proteger derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana en toda la franja marítima española.

Además, la Guardia Civil representa a España en el Sistema Europeo de Vigilancia de Fronteras (Eurosur). Este órgano comunitario pretende alcanzar la mayor eficiencia de los cuerpos de seguridad de los Estados miembros, a través de una red de comunicaciones de intercambio de datos conformada por Centros de Coordinación Nacionales (NCC) y la propia Frontex.

El Servicio Marítimo de la Benemérita cuenta con unos 1.500 efectivos desplegados por la costa española. Estos agentes están apoyados por las estaciones sensoras del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) y las capacidades aéreas propias para el desarrollo de sus misiones.

Fuente: El Economista