“La transición hacia el liderazgo del Ejército Nacional Afgano es un proceso irreversible”

re-es-afganHace pocos días se realizaba en el Tercio de Armada de San Fernando (Cádiz), en una ceremonia presidida por el Almirante de la Flota, Santiago Bolívar Piñeiro, el acto de recibimiento del último Equipo de Control Aerotáctico (TACP) desplegado en Afganistán dentro del contingente español de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF).

Al frente de los cinco profesionales que formaban este equipo, encargado de gestionar el empleo de los medios de apoyo aéreo, el capitán Manuel Gambero Quirós, con el que charlamos poco después sobre su experiencia, la situación de Afganistán y el fin de misión en el país asiático.

Cinco años después de pisar por primera vez Afganistán, la Armada concluye su aportación a ISAF, en la que unos 200 infantes de Marina han participado en operaciones contra la insurgencia talibán y contribuido al desarrollo del Ejército Nacional Afgano (ANA). “Experiencias únicas cargadas de responsabilidad”, como señala el capitán Gambero.

Ustedes son los últimos infantes de Marina que regresan de Afganistán. ¿Son conscientes de que cierran una etapa de la Armada española que comenzó en 2008 con el inicio de la aportación al contingente español de ISAF?

Sí, hemos sido conscientes desde el momento que comenzamos la fase de adiestramiento específico para la misión, allá por el mes de octubre del año pasado. El hecho de representar a la Armada en un contingente de más de mil militares con la única presencia de cinco infantes de Marina, es una enorme responsabilidad y por supuesto un inigualable orgullo para cada uno de nosotros. La responsabilidad de representar a la Armada, en mi opinión, ha sido incrementada por el valioso historial que han ido dejando todos los miembros del Cuerpo en Afganistán.

¿Cómo ha sido este fin de misión sobre el terreno?
Una vez desplegados, uno de los principales cometidos del contingente en el que estábamos encuadrados era el repliegue del personal y del material al territorio nacional. Esto conllevó un aumento significativo de labores logísticas y burocráticas que debían ser compaginadas con los cometidos propios de la fuerza de ISAF.

¿Cuánto tiempo han estado ustedes en Afganistán y cuál era la situación que se encontraron allí?
Durante este contingente hemos permanecido algo menos de tres meses y la situación general de seguridad está muy lograda por las fuerzas afganas. Unas fuerzas que, con el paso del tiempo, han ido tomando la iniciativa en las operaciones para favorecer el control y la seguridad del país.

Desde 2008 los infantes de Marina desplegados en Afganistán, en susdistintos relevos, han participado en las operaciones contra la insurgencia talibán y contribuido al desarrollo del Ejército Nacional Afgano (ANA) para crear un entorno más seguro, pero su equipo, al ser el último ¿tenía algún objetivo más como final de misión además de los anteriores? ¿Cree usted que los han conseguido?
Como comenté anteriormente, un cometido añadido ha sido el de realizar las labores logísticas y burocráticas necesarias para la repatriación del material que teníamos desplegado en Afganistán. El que lo hayamos conseguido o no, el tiempo lo dirá, ya que el material está en camino hacia el Tercio de Armada. Por ahora lo que sabemos es que todo va por buen camino.

¿Qué labor ha desempeñado cada uno de los cinco miembros del equipo TACP que estaba bajo su mando?
A grandes rasgos, nos dividimos el trabajo según si íbamos en vehículo o a pie. En caso de ir en vehículo, un componente del equipo es el conductor del propio vehículo, otro es el operador del armamento y un tercer miembro realiza las funciones de encargado de las comunicaciones. Los aspectos de coordinación y ejecución de los diferentes asuntos relacionados con el apoyo a prestar a las unidades nos lo repartíamos entre los dos miembros restantes. Por otro lado, en caso de operar a pie, entre los cinco formamos tres elementos con las funciones de protección, adquisición de blancos y coordinación/ejecución del apoyo. Cada uno de estos elementos se componía de un número de personal que varía entre uno y tres miembros dependiendo de la situación y del planeamiento.

¿Cómo era el día a día de su equipo en Afganistán?
Nosotros hemos estado desplegados en la base de Qala-i-Naw, donde el día a día se basaba en la preparación y el mantenimiento del material para las diferentes patrullas, así como organizar servicios de alerta por si fuese necesario salir en apoyo a alguna unidad de ISAF o de los cuerpos de seguridad afganos y realizar las patrullas asignadas. El resto del tiempo lo usábamos para las labores propias del repliegue, realizar adiestramiento físico para mantenernos al mejor nivel y alternar periodos de descanso para poder retomar las actividades.

Tras la “mentorización” de las fuerzas internacionales, ¿el ANA está preparado para hacerse cargo de la situación afgana y proporcionar protección a la población local?
Este asunto no me corresponde a mí valorarlo, ya que para ello existen organismos en ISAF que lo evalúan. Por lo que yo he conocido, la preparación se valora por diferentes provincias, y en la mayoría de éstas las fuerzas afganas han obtenido una valoración adecuada para hacerse cargo de la seguridad del país. Lo que sí es cierto es que la transición hacia el liderazgo de las operaciones en Afganistán es un proceso irreversible. Las Fuerzas de Seguridad afganas están asumiendo de forma progresiva y con el apoyo de la coalición internacional, las responsabilidades en el planeamiento y la conducción de las operaciones hasta completar todo su territorio, lo que se alcanzará en el próximo año.

¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de la sociedad afgana?¿Cómo era la relación de su equipo con los afganos?
Lo que más me ha llamado la atención, es el valor que le dan a las cosas que poseen. Es decir, que con muy pocos bienes, que para nuestra sociedad pudieran ser considerados dentro del margen de la pobreza, ellos se sienten más que afortunados por poseerlos y no ven ninguna necesidad de obtener más. Ellos han sido capaces de alcanzar la felicidad con lo mínimo de carácter material, algo que a veces es difícil de  asimilar en la cultura occidental. Nuestra relación con el pueblo afgano se ha limitado al contacto esporádico durante alguna patrulla, y algo más cercana con el personal  civil contratado para trabajar dentro de la base o como intérprete.

No es la primera vez que ha estado destinado en Afganistán al mando de un equipo TACP, ¿qué le han reportado tanto profesional como personalmente las misiones que ha desempeñado en este país?

Profesionalmente podría destacar dos aspectos: el primero, poder comprobar si el adiestramiento seguido por la unidad ha tenido los frutos esperados y, en los casos que no ha sido así, me ha ofrecido la oportunidad de mejorarlo para situaciones venideras. El segundo aspecto, poder “comparar” el nivel de preparación de la Infantería de Marina frente al resto de compañeros de las Fuerzas Armadas españolas, así como con las unidades de otros países que conforman ISAF. Esta “comparación” nos ha ofrecido la oportunidad de ver diferentes puntos de vista con los que afrontar las distintas situaciones en las que nos podemos ver involucrados.

En cuanto al apartado personal, cada uno de mis despliegues en Afganistán han sido unas experiencias únicas cargadas de responsabilidad ya que, como hemos comentado anteriormente, un equipo de cinco infantes de Marina en un contingente de más de mil militares debe dejar el nombre del Cuerpo de Infantería de Marina en el lugar que le corresponde. Este hecho en ninguno de los despliegues hubiera sido tan satisfactorio sin el apoyo de cada uno de los miembros de los equipos que he tenido el honor de mandar.

Fuente : observatorio

 

Carmen D