Los ocho ordenadores presuntamente sustraídos por un soldado en la base de Marines, tal como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV, fueron vendidos en el norte de África y algunos de ellos estaban en uso, por lo que contenían datos de carácter militar. Así se desprende de la investigación realizada por la Guardia Civil de Valencia a petición del Juzgado Togado Militar Territorial número 13, con sede en Valencia, tras recibir la denuncia presentada por los responsables de la base una vez que detectaron la desaparición de las computadoras.
Tal como avanzó ayer este diario, un soldado de 23 años destinado en la Brigada de Transmisiones (Britrans) de la base General Almirante, en Marines, fue detenido a principios de septiembre como presunto autor de la sustracción de los ordenadores.
El presunto ladrón se llevaba de las instalaciones del Ejército de Tierra las máquinas y se las vendía a un hombre de nacionalidad marroquí a quien había conocido al venderle, en julio pasado, un portátil de su propiedad en las inmediaciones de una tienda de segunda mano en la avenida de Burjassot, en Valencia.
El intermediario, que le pagaba al soldado entre 90 y 100 euros por ordenador, confesó tras su detención que las computadoras ya no estaban en su poder y que habían sido vendidas por personas de su entorno en Tánger.
De momento, el juez no ha podido determinar si los discos duros fueron formateados, lo que habría eliminado los datos contenidos con anterioridad, o si la información militar que había en los ordenadores que estaban en uso puede estar disponible en el mercado negro.
Aunque la mayoría de las computadoras estaban en desuso y fueron robadas del almacén de la Britrans, varias de ellas sí estaban en funcionamiento porque fueron sustraídas de las oficinas de la citada base.
El soldado está acusado de un presunto delito contra la Hacienda militar, mientras que al comprador se le imputa un delito de receptación. El segundo quedó en libertad tras declarar ante el juez togado, aunque el militar acabó en prisión, entre otras razones, porque, además de la sustracción y venta del material del Ejército, fue acusado de un delito de abandono del servicio porque, una vez que estalló el caso, no acudió a su puesto de trabajo.
Fuente : levante