Soy proclive al bipartidismo y los gobiernos fuertes. Pienso que es lo mejor para un país tan complejo y variado como España, donde las fuerzas centrífugas están permanentemente presentes. Por eso, aunque parece que a muchos de los comentaristas del blog les defraudó el resultado de las recientes autonómicas andaluzas, yo acogí satisfactoriamente ese bipartidismo imperfecto del que, el pasado 22 de marzo, hablaba en el post del mismo nombre
Remontándome un poco más en el tiempo, en el post “¿AÑO DEL CAMBIO?», del pasado 1 de febrero advertía, refiriéndome a las municipales y autonómicas, que “en mayo se podrá tomar, con mejor conocimiento, el pulso de la situación general del país, así como presagiar su futura deriva. En mi opinión, quien lo tiene más complicado es el PP. Porque si este partido obtuviera malos resultados electorales en mayo, ello podría precipitar la rápida caída de la cúpula de Génova y del Gobierno (lo que, por otra parte, podría ser el escenario más desastroso para el país a las puertas de las catalanas). Si los resultados electorales fueran buenos para el PP, la situación se contendría. Aunque antes o después llegará la debacle. Es cuestión de tiempo, de oportunidad y de un auto judicial (…) Es en esa clave como interpreto las enigmáticas palabras finales del discurso del ex presidente Aznar en la convención del PP el pasado 23 de enero: “Contad conmigo. Estoy donde siempre. Estoy con vosotros”.
A solo siete semanas de las municipales y autonómicas, y a la vista de cómo va evolucionando el escenario político nacional, me ratifico en lo que antes apunté. Especialmente en lo que se refiere a los dos grandes partidos PP y PSOE, actores principales de ese bipartidismo imperfecto del que ya hablé a raíz de las autonómicas andaluzas. El PP, ya solo por mero desgaste de la gestión de la crisis, estaría abocado a un cierto retroceso electoral, tanto en CC AA como en ayuntamientos. Pero, además, si se presenta desunido internamente a la cita del 24 M, el retroceso puede ser de órdago. El batacazo andaluz del mes pasado está pasando factura interna como detonante de una situación de desgarro. El PP, ahora en mayoría absoluta tanto en las dos Cámaras como en muchísimos ayuntamientos y CC AA, se está deshilachando a marchas forzadas. Denota que el hilo que unía a esa gran coalición de sensibilidades y familias de derecha y centroderecha no es muy consistente. La simple amenaza de no ganar las elecciones está haciendo reventar el traje azul de la gaviota por muchas de sus costuras. Situación que es la peor que uno pueda imaginar para presentarse a una cita electoral. Porque allí donde no logre mayoría absoluta, difícilmente podrá gobernar. En la convocatoria de pasado mañana de la Junta Directiva Nacional, máximo órgano del PP entre congresos, se tratará de recomponer la figura y lanzar un mensaje de unidad difícilmente creíble.
Es mala señal que la candidata del PP a la alcaldía de Madrid, doña Esperanza Aguirre, especialista en echar una mano… al cuello de Rajoy, acabe de resumir la situación de esta manera: “El PP no está ni mucho menos en su mejor momento”. Como mero ejemplo también, la guerra abierta y pública entre el entorno de la Secretaria General del PP, doña Mª Dolores de Cospedal, y el lobby de este partido en Andalucía (don Javier Arenas al frente) es síntoma de una potencial debacle. No es un asunto menor. Ella, la Sra. De Cospedal es, entre otras muchas cosas, el fusible del presidente del partido, Sr. Rajoy. Si cayera o fuese apartada hacia otros afanes, ¡ojo al dato!, don Mariano se quedaría con cierta poco noble parte de su anatomía al aire. Sin tiempo para que quien la sustituyera pudiera construir una nueva coraza protectora del líder actual del PP.
El otro pilar del bipartidismo, el PSOE, tampoco está para tirar muchos cohetes. Pero, en mi opinión, subirá en votos con respecto a los obtenidos en las elecciones de hace cuatro años. A pesar de los que pierda por la entrada en liza de Podemos -que en mi personal visión va a obtener un resultado global de alrededor del 17% de los votos-, el PSOE puede recibir votos de centro, que le robe al PP en reparto con Ciudadanos. Este último partido seguramente subirá bastante alcanzando o incluso sobrepasando a Podemos. En todo caso, me planteo como duda si después de los resultados de las elecciones municipales y autonómicas, podré mantener mi visión de un bipartidismo aunque fuera imperfecto, o estaremos ante un bacarrá. Este fenómeno es bastante normal en países del norte de Europa pero, francamente, pienso que no es una opción conveniente para nosotros. No deseo para España que doña Mª Dolores, en el papel de madame de Pompadour, tenga que consolar a don Mariano, en el papel de Luís XIV, con un “après nous, le déluge” (después de nosotros, el diluvio). Porque como el 24 M se ponga a llover de verdad, nos mojará a todos y llegaremos a las catalanas de septiembre con el agua al cuello. Y entonces pintarán bastos. No sé si me explico…
Finalmente, como hay algunos que quieren también hablar de otros temas distintos al que he expuesto ―inevitable por razón de oportunidad―, este post se categoriza en la serie DE TODO UN POCO para dar entrada a todos.
Fuente : Pitarch