El objetivo principal es atacar las bases de los movimientos terroristas que han hecho de la región desértica del norte de Malí su retaguardia, principalmente el llamado “Al Qaeda del Magreb Islámico” (AQMI) y el MUYAO (Movimiento por la Unidad del Yihad en África Occidental), responsable este último de los secuestros de ciudadanos europeos en la zona, en particular de los cooperantes españoles residente en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia).
Este último país, Argelia, que tiene una frontera de más de dos mil kilómetros con la región del Sahel, ha tratado hasta ahora de impedir el despliegue occidental, alegando disponer de suficientes medios propios y en base a su alianza militar con los países concernidos por esta plaga: Malí, Níger y Mauritania. Argel prioriza la “solución política negociada” para hacer frente a la crisis generalizada en la región. Sin embargo la incapacidad de las autoridades malienses de Bamako para controlar la región norte del país, ha obligado a la OTAN a tomar cartas en el asunto. Y ello en base a acuerdos bilaterales, por lo que Argel no ha podido imponer su veto.
Los expertos militares, franceses y norteamericanos principalmente, van a encuadrar unidades especiales del Ejército de Níger para hacer frente al terrorismo, al narcotráfico y a las mafias del contrabando y la inmigración atrincheradas en la zona. La incapacidad de los países de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) de organizar una fuerte militar conjunta para intervenir en Mali, ha obligado a los países de la OTAN a actuar. Los militares atlantistas han comenzado a llegare a principios de agosto. La operación de despliegue lleva el nombre de EUCAP-Sahel.
El despliegue franco-norteamericano tiene un trasfondo de intereses estratégicos importantes. En particular el de controlar los yacimientos de uranio del norte de Níger, que explota la empresa francesa Areva, y poner en marcha un mecanismo de intervención rápida para proteger la futura explotación de la mina de Imuraren prevista para el año próximo, y que es considerada la segunda más grande del mundo en mineral de uranio.
En una de sus recientes declaración es, el ministro español de Asuntos exteriores García Margallo señaló que España “está dispuesta a participar en una fuerza militar de despliegue” en la región, con el fin de contener la amenaza terrorista.
Fuente: El Imparcial