Pedro Pitarch:»PERDIZ DESMAYADA»

PitarchYa en la segunda mitad de la legislatura, la perdiz, de tanto marearla, se ha desmayado. Casi no tiene pulso, aturdida por tanta autocomplacencia embustera y tan diversos señuelos para atraer a incautos en forma de consejos, observatorios, «cebolleos» al exterior o seminarios de último minuto. Un amplio “show” que, me temo, es o desconocido o poco apreciado más allá de El Goloso. Algunos olvidan o no acaban de entender que las FAS son mucho más que la mera suma de los militares del órgano central, los cuatro cuarteles generales del nivel superior y la guarnición de Madrid. El destino en provincias no significa ser ignorante. Las acciones de comunicación «urbi et orbi» para el engrandecimiento artificial de las cosas ya no logran ocultar la más acuciante necesidad de la defensa nacional. La exigencia se resume en un dilema: o incrementar sustancialmente el presupuesto de defensa o reducir alrededor del 40% el actual volumen de las Fuerzas Armadas. Porque España necesita una defensa real, y ahora solo la tiene virtual.
En obligada defensa de un irresponsable presupuesto —ya en avanzada fase de tramitación parlamentaria—, el Secretario de Estado de Defensa (SEDEF), don Pedro Argüelles, firmaba en el número de noviembre 2013 de la Revista Española de Defensa (RED), un artículo titulado “Invertir en Defensa, POR NUESTRA SEGURIDAD”. No puedo estar más de acuerdo con tal encabezamiento. Aunque el texto que lo desarrolla ya no es tan satisfactorio. No obstante, el artículo es esclarecedor tanto por su contenido como por sus circunstancias. Porque quien lo firma encarna la conexión política del ministerio de defensa con el partido que sustenta al gobierno, el Partido Popular (PP), del que el Ministro no tiene carnet. Y, además, porque el soporte, la RED, es el órgano oficial de comunicación del Ministerio. En definitiva, dicho artículo supone una declaración política «programática» de las intenciones del PP sobre la defensa nacional.
Tratando de abreviar, tales intenciones se sintetizan en un mensaje-marco y dos corolarios derivados, uno dirigido a la industria de defensa y el otro a las FAS. En el texto, el mensaje-marco está en “la financiación de la Defensa se encuentra en un proceso de adelgazamiento (…) el principio de austeridad presupuestaria impuesto por la crisis pone la inversión en Defensa en el punto de mira de la opinión pública, lo que dificulta la recuperación a medio plazo, incluso en un escenario económico favorable”. En román paladino: no solo no hay ahora dinero suficiente para cubrir las necesidades de la defensa nacional, sino que tampoco lo habrá en el futuro, incluso cuando España haya salido de la crisis. Las peores noticias, sin duda, para los que sentimos la necesidad de una defensa nacional suficiente.
Con respecto a la industria de defensa, el Sr. Argüelles es de una coherencia profesional impecable. Dice que “España debe salvaguardar su industria de defensa (…) adquirir capacidades industriales es un proceso continuo en el que el conocimiento adquirido representa la base de desarrollo del siguiente escalón tecnológico”. De esta forma, el SEDEF envía un recado al insaciable mundo de la industria de defensa —gremio del que procede (y al que previsiblemente habrá de volver)— , tranquilizándole sobre sus expectativas futuras. Nuevamente en la lengua del pueblo llano de Gonzalo de Berceo, el corolario dirigido a industriales, comisionistas y “fauna agregada” es: no os preocupéis; para vosotros sí va a haber dinero. Es en esta clave como hay que entender seguramente, en toda su profundidad, el comentario de un serio ingeniero civil habitual del blog, Baler SMC, cuando en el post anterior, “DEFENSA: EXPECTATIVAS EUROPEAS” escribía sobre “las razones para que la estrategia de defensa se nos dé una higa y que la industria del ramo (defensa) sea simplemente, como sucede aquí (España), una oportunidad para mover la economía de los países (si pensamos bien) o la economía de algunos individuos (si pensamos mal)”.
El segundo corolario se encuentra en la “necesidad de ajustar nuestro modelo de Fuerzas Armadas a la situación actual de crisis económica”. Desde la referencia del mensaje-marco anteriormente señalado, lo que se dice a las FAS, ahora en castizo, es que: los tremendos recortes presupuestarios sufridos no son meramente coyunturales. La defensa que ustedes quieren es insostenible. Hay que reducir el volumen de las FAS. Aquí el SEDEF es también coherente; aritméticamente coherente. Primero disocia los gastos de los armamentos futuros del futuro de los armados. Y, seguidamente, deja inferir que puesto que el gasto en inversión armamentista va a su aire mientras el presupuesto total se congela o decrece, entonces el nivel de gasto de las FAS forzosamente disminuirá en términos reales. La intención política programática de la que hablaba antes sitúa así a la industria de defensa en la prioridad actual y futura del ministerio (de ahí lo fundamentado del apelativo MID: Ministerio de Industria de Defensa). ¡Qué gran e impune inversión de valores!
Pero algo habrá que hacer. Descontando, naturalmente, un plante militar. Porque no es de recibo desviar la vista hacia el tendido ante la prolongación “sine die” del actual estado de postración de las FAS y, en consecuencia, de la defensa nacional. Si las FAS están huecas habrá que o nutrirlas o reducirlas. El incidente del pasado 25 de este mes, cuando el Príncipe de Asturias tuvo que cancelar su viaje a Brasil por avería del avión, aunque en parte anecdótico, es todo un bochornoso símbolo de esa falta de operatividad actual de las FAS que vengo denunciando —machaconamente, lo sé—desde aquí. No sé cómo no se le cae la cara de vergüenza a alguien, ante la justa crítica pública de la situación actual, implícita en ese “nunca me había pasado y ya tengo unos añitos”, que expresó el heredero de la Corona después de siete horas de paciente e infructuosa espera nocturna a que se reparara la avería.
España, en definitiva, necesita unas FAS que sirvan para algo. Porque éste no es el caso de las que tiene después de los últimos recortes. Algo que, a pesar de declaraciones y esfuerzos mediáticos en contrario, ya es evidente para todos aquellos verdaderamente interesados en la defensa nacional. Y cuanto más se insiste en esa falaz política informativa, mayor jolgorio se escucha en la formación. Hay que sacar a la perdiz de su desmayo, aunque solo fuera para poder seguir mareándola. La Visión 2025 del JEMAD, que duerme el sueño de los justos en el cajón de la mesa ministerial, perdida su oportunidad de implantación, ya no sería suficiente. El escenario presupuestario pintado por el SEDEF y el preñado horizonte electoral que comienza con las elecciones europeas en la próxima primavera, y acaba con las generales en noviembre de 2015, demandan un urgente esfuerzo de coraje, tanto de los cuatro vértices militares superiores como del propio Gobierno. Unos, para abandonar (acompañados de sus respectivos estados mayores) las trincheras de las actuales estructuras, y acometer seriamente las reducciones, tanto orgánicas como de nivel de ambición, necesarias para dar contenido a sus respectivas organizaciones. Y el otro, más allá de la mera retórica, asumiendo la responsabilidad política de liderar el cambio desmontando, o quebrando incluso si fuera necesario, las barreras y obstáculos que ahora impiden las necesarias transformaciones. Porque, seamos claros: abandonarse a la suerte de que no pase nada mientras uno esté en el mando o en el gobierno no es ni mandar ni gobernar.
Fuente : Pitarch