El papel que desempeñan, o podrían desempeñar, las mujeres, civiles y militares, en la resolución de conflictos es fundamental. No sólo porque pueden reforzar la defensa de los derechos de otras mujeres; también porque, desde la perspectiva de su género, pueden aportar visiones complementarias en el proceso de negociación y búsqueda de soluciones.
«Las mujeres, con las capacidades propias de su género, mejoran la eficacia de nuestras Fuerzas Armadas», ha admitido el teniente general Juan Antonio Carrasco, jefe del Estado Mayor Conjunto, durante su intervención, esta mañana, en el foro ‘Mujer, Paz y Seguridad’ organizado por el Grupo Atenea en colaboración con la Asociación de Diplomados Españoles en Seguridad y Defensa (ADESyD).
Y precisamente analizar el papel de las mujeres en las misiones internacionales, y comprobar el grado de implantación de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre mujeres, paz y seguridad, ha sido el principal objetivo de este foro, que se ha celebrado en el CESDEDEN (Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional), en Madrid, pocos días antes de que se cumpla, el 31 de octubre, el 13º aniversario de la citada Resolución.
En ella, y así se ha recordado esta mañana, se instaba a los estados miembros a velar por el aumento de la representación de la mujer en todos los niveles de adopción de decisiones de las instituciones y mecanismos nacionales, regionales e internacionales, para la prevención, gestión y solución de conflictos. Hoy, 13 años después, no se ha conseguido. No a un nivel satisfactorio, según han ido explicando los participantes en el foro.
Y es que, si bien es cierto que en 2010 casi 5.300 mujeres participaron en misiones de mantenimiento de la paz, frente a las 20 que lo hicieron en el periodo entre 1957 y 1989, el año pasado tan sólo el 3% de los militares que intervinieron en misiones de mantenimiento de la paz fueron mujeres. Y ellas, como han recordado todos los participantes, son necesarias en este tipo de operaciones.
A modo de ejemplo, Cristina Gallach, responsable de Relaciones Públicas del Consejo de la Unión Europea (UE), ha recordado la importancia que tuvo la presencia de mujeres cuando Israel dejó Gaza y pidió el apoyo de la Unión Europea para controlar la frontera entre Israel y la propia Franja. La UE, según ha relatado Gallach, desplegó expertos policiales en este tipo de tareas, pero no había mujeres entre ellos. Hubo que desplegarlas cuando las ciudadanas palestinas se negaron a que hombres europeos procediesen a cachearlas.
El citado por Gallach es tan sólo un ejemplo del papel que pueden desempeñar, y desempeñan, las ‘uniformadas’ del género femenino en misiones internacionales. Pero, para que la perspectiva de género sea incluida en la planificación de las operaciones, todavía falta mucho por hacer y, como ha recordado Marian Caracuel, presidenta de ADESyD, no es sólo una tarea de las organizaciones internacionales, «sino también de asociaciones civiles, para lograr el necesario enfoque integral y multidisciplinar que conlleve una suma de esfuerzos para, entre otras cosas, prevenir la violencia sexual contra las mujeres en los conflictos armados; proteger a la población civil; y procesar a los responsables de las violaciones de derechos humanos».
En la actualidad, de las 14 misiones internacionales de la Unión Europea, sólo en nueve «se están supervisando las cuestiones de género y ninguna de ellas ha sido mandada por una mujer», ha asegurado Gallach. Sólo ha habido un caso en el que una mujer ha estado al frente de una misión de la UE: en Georgia, hace más de cinco años, en una misión que se estableció para formar a los futuros jueces del país.
Gallach, que ha confesado que lo sucedido en Gaza «fue un despertar» para la Unión Europea, ha precisado que, en la actualidad, sólo hay 43 países (el último, Kirguizistán) que tienen planes nacionales sobre cuestiones de género; de ellos, 17 son de la Unión Europea y 12 tienen que rendir cuentas ante el Parlamento, algo que, para Gallach, «es decisivo».
Más mujeres españolas para misiones internacionales
En el caso de España -«que sólo envía el 7% de mujeres a misiones de la Unión Europea», ha criticado Gallach-, ya antes de que la Resolución 1325 promoviese la presencia de mujeres en la resolución de conflictos, las Fuerzas Armadas acogieron ‘en sus filas’ a un gran número de mujeres, que en la actualidad constituyen el 12% de los alrededor de 120.000 efectivos que integran los Ejércitos de Tierra y Aire, y la Armada.
Pero de ese 12% (alrededor de 15.000 mujeres), tan sólo hubo un 4,74% en el exterior durante el último año. Es decir, tan sólo 81 mujeres participaron en misiones en el exterior, según los datos aportados por el teniente coronel Jesús Ignacio Gil Ruiz, jefe de la Oficina de la OTAN sobre perspectivas de género. Él es, por cierto, el primer hombre que la dirige (desde que se creó, en 1998). En su opinión, la perspectiva de género también es cosa de hombres. «Necesitamos hombres convencidos para vender este producto», ha enfatizado.
En el foro, que ha sido moderado por el embajador de España Antonio Núñez García-Sauco, también han participado Ismael Kasrou Contioso, jefe de la Secretaría Permanente de Igualdad del Ministerio de Defensa, quien ha hablado sobre el Observatorio Militar para la Igualdad, y el secretario general del Club de Madrid, Carlos Westendorp, quien ha concluido recordando que «no puede haber democracia hasta que las mujeres no estén perfectamente integradas».
Fuente : ateneadigital