Todos estamos contagiados

Irene_Lozano“Aquí todo huele a lejía”, me cuenta un amigo que acaba de llegar a la zona cero del ébola. Es comandante del Ejército de Tierra, aunque ahora trabaja para la ONU, en el Programa Mundial de Alimentos (PMA), y va al lugar del que todos huyen. La epidemia ha provocado ya casi 3.000 muertos y hay más de 6.000 casos declarados, según cifras oficiales, aunque todo el mundo admite que son sólo la punta del iceberg.

Mi comandante acaba de llegar a Monrovia (Liberia): “Lo más extraño de lo que ocurre aquí es que no nos tocamos para nada”, me escribe. «Nadie se da la mano, nadie se roza, las puertas se abren con los codos y me lavo las manos unas 40 veces al día. Al principio uno se siente apestado, pero me voy acostumbrando. Por aquí hay sobre todo ingleses y franceses, pocos españoles; pero te encuentras con uno, a miles de kilómetros de casa, y no te das la mano. Cuando te presentan a alguien, dices hola a un metro de distancia”.

“Aquí todo huele a lejía”, me cuenta un amigo que acaba de llegar a la zona cero del ébola. Es comandante del Ejército de Tierra, aunque ahora trabaja para la ONU, en el Programa Mundial de Alimentos (PMA), y va al lugar del que todos huyen. La epidemia ha provocado ya casi 3.000 muertos y hay más de 6.000 casos declarados, según cifras oficiales, aunque todo el mundo admite que son sólo la punta del iceberg.

Mi comandante acaba de llegar a Monrovia (Liberia): “Lo más extraño de lo que ocurre aquí es que no nos tocamos para nada”, me escribe. «Nadie se da la mano, nadie se roza, las puertas se abren con los codos y me lavo las manos unas 40 veces al día. Al principio uno se siente apestado, pero me voy acostumbrando. Por aquí hay sobre todo ingleses y franceses, pocos españoles; pero te encuentras con uno, a miles de kilómetros de casa, y no te das la mano. Cuando te presentan a alguien, dices hola a un metro de distancia”.

Fuente : Elconfidencial