La semana pasada anunciaba cuales serían los temas o asuntos principales que el presidente Obama debe tratar en su visita a Israel: los relacionados con el programa nuclear iraní, el control de las armas químicas existentes en Siria y el permanente contencioso palestino. También apuntaba las pobres expectativas de éxito que la propia diplomacia norteamericana tiene en la misma visita. Cabe entonces preguntarse cuál es realmente el objetivo de la visita en sí.
Analicémoslo.
El presidente Obama efectuará una visita de tres días a Israel a donde llegará el día 20 de marzo. Aterrizará en el aeropuerto de Ben Gurión y están previstos encuentros con el primer ministro Netanyahu y el presidente Simón Peres así como con el presidente palestino Mahmoud Abbas. Tras las correspondientes visitas protocolarias al museo del holocausto, a las tumbas de Teodoro Herzl y a la del asesinado antiguo primer Ministro Rabin, no le quedará más remedio que entrar en “faena”; y no le va a ser fácil. De entrada por la sencilla razón de que no es una visita en la que se vaya a encontrar a gusto; en efecto, los últimos datos sobre su popularidad en Israel están por debajo del 30%. La desconfianza que su política “contemplativa” con Irán y su programa nuclear, tal como se percibe en las calles, es grande. Buena prueba de ello son los numerosos carteles de propaganda que inundan las calles de Tel Aviv destacando que no es bien recibida su presencia. Un estado de opinión que no es otra cosa que el resultado de lo acaecido en la últimas conversaciones habidas con Irán en las que Obama admite que la instalación subterránea de Fordo continúe funcionando, que continúe el proceso de enriquecimiento de uranio y la no insistencia en obligar a Irán a deshacerse de los “stocks” del uranio enriquecido al 5%.
Y todo ello ante la oposición rotunda de Israel a todas estas medidas.
Tan profunda es la diferencia de opinión al respecto entre las dos posturas, la norteamericana y la israelí, que llama la atención que ni siquiera se atreva Obama a dirigirse al Parlamento israelí limitando su intervención pública a un encuentro con jóvenes en un centro de convenciones. No se ha considerado oportuna la comparecencia de Obama en el knesset. No sería bien recibido. Así está la situación.
En mi opinión, por lo tanto, la visita obedece más a la confianza de Obama en los efectos de su carácter populista, que tanto éxito le dan en muchos otros sitios, que a la seguridad de obtener réditos importantes de las previsibles conversaciones. Es posible que así lo vean muchos que ven en su persona esperanzas de paz pero mucho me temo que aquí pincha en hueso. Sus intenciones no son otras que mejorar su popularidad entre las masas israelíes que perciben la amenaza muy cercana. Sin duda, ambos países la sienten; lo que pasa es que Washington está muy lejos e Israel en primera línea.
Tal vez entenderíamos mejor este sentimiento si – como me traslada un amigo israelí – nos imaginásemos a la clase política, así como a las masas iraníes, que se reflejan en la oscarizada película “Argo” en posesión del arma nuclear.
¡Oh my God! que dirían los paisanos de Obama.
Y al margen de estas consideraciones a mi me llama poderosamente la atención el despliegue de medidas de seguridad que se deben estar tomando. Me lo imagino, pues participé en ellas con ocasión de la visita de presidente Carter a España allá por los años 80 y recuerdo bien la obsesión de los responsables americanos por cualquier incidente sin importancia.
Una de las primeras actividades que el presidente Obama va a hacer nada más llegar a Israel es visitar el sistema interceptador de misiles Iron Dome que se va a instalar en el mismo aeropuerto de llegada al efecto. El Air Force One aterrizará bajo la protección de dos anillos defensivos de seguridad materializados por las baterías interceptadoras israelíes y americanas conjuntamente. Nadie imagina cualquier intento de ataque con misiles sobre el aeropuerto pero en cualquier caso no está de más recordar que no han pasado ni cinco meses desde que cohetes lanzado desde el estrecho de Gaza por activistas de Hamás alcanzaron las instalaciones donde aterrizará el Air Force One.
Fuente: Republica
Carmen D