¿Quieren más pruebas de la gran traición –perdón, la gran coalición– que se está perpetrando? Pues aquí les traigo otra. El próximo lunes a las 11:30 h, cuando no hayan transcurrido siquiera 24 horas desde el cierre de los colegios electorales, se ha convocado en el Congreso una reunión de la Ponencia del proyecto de Ley de Régimen Disciplinario de las Fuerzas Armadas. Media hora después, se ha convocado la Subcomisión de Defensa para la reforma del Régimen Transitorio de la Ley de la Carrera Militar. Se trata, en el primer caso, de una reforma legal (un nuevo Régimen Disciplinario) y en el segundo caso, de un informe respecto a otra ley que podría derivar en otra reforma legal (la de la Carrera Militar).
Ambas tienen enorme trascendencia para el trabajo diario de los hombres y mujeres que componen las Fuerzas Armadas. De hecho, he podido comprobar durante meses lo atentos que están muchos de ellos, llamándonos y escribiéndonos con la ansiedad de querer enterarse de cómo van las cosas, pues saben que cualquiera de ellas puede determinar su futuro profesional. Por eso ahora me siento obligada a contar lo que está ocurriendo.
El que lo hayan postergado todo hasta después de las elecciones no augura nada bueno. Si en los cambios que introduzcan hubiera alguna mejora para los militares, la habrían dado a conocer en campaña
Esas dos citas del lunes se han decidido en una reunión cuasi clandestina que tuvo lugar ayer, con el Congreso desierto porque los diputados estamos en campaña electoral. Para eso se reserva sin Pleno esa semana previa a las elecciones: para la campaña, de ahí que no haya actividad parlamentaria. ¿Realmente ha ocurrido algo que justifique la urgencia? Lo cierto es que el Proyecto de Ley de Régimen Disciplinario lleva casi ocho meses parado, desde que se produjo el debate de totalidad en septiembre, con la fuerte oposición de muchos grupos, entre ellos el de UPyD. En cuanto a la Subcomisión para la reforma de la Carrera Militar lleva más de un año (desde el 17 de abril de 2013) de trabajos, y hace meses concluyeron las comparecencias de expertos. De repente, les han entrado las prisas, muchas prisas, hasta el punto de que la próxima semana habrá en total cuatro reuniones (otras dos se han convocado para el miércoles) y la siguiente se aprobarán en Comisión.
¿Por qué pisan ahora el acelerador? Sintiéndolo mucho por los miembros de las FAS, les anuncio que el PP y el PSOE tienen un pacto vergonzoso. Son pequeños engrases para la gran corrupción, perdón, la gran traición, perdón –despiste tengo– la gran coalición. Por pactar han pactado incluso el momento en que sacar adelante estas dos reformas que llevaban meses abiertas, cuando no paradas: la fecha elegida es justo después de las elecciones.
Pondrán como excusa que la Subcomisión debía terminar sus trabajos el 31 de mayo. Es cierto. Entonces, ¿por qué no debatir antes el borrador? ¿Por qué no el 12, el 13 o el 14 de mayo? Muy sencillo, porque ya estaban en campaña. El que lo hayan postergado todo hasta después de las elecciones no augura nada bueno. Si en los cambios que introduzcan hubiera alguna mejora para los militares, la habrían dado a conocer en campaña. En cambio, todos estos meses han estado negociando con opacidad, pasteleando en silencio, para ofrecernos ahora a los grupos el último suflé de la repostería PPSOE. Quizá nos acepten una o dos enmiendas, las migajas.
En fin, lo lamento por los militares, porque habían depositado muchas expectativas en estas reformas legales y todo apunta a que se verán frustradas una vez más. Hay que tener muy poca vergüenza o ser muy cínico para pasarse toda la campaña lamentando la desconfianza de los ciudadanos en los políticos y ahora perpetrar esta puñaladita, justo un día después de que los ciudadanos de uniforme hayan votado. Cuando ayer me enteré de todo, pensé que mi obligación era contarlo. Y para todos los militares que llevan meses preguntándonos cómo van las cosas, contado queda: van mal.
Fuente : Elconfidencial