COMARCA MILITAR MORÓN-ROTA

Pedro_pitarchLa criminal masacre yihadista de “Charlie Hebdo” y sus conocidos desarrollos posteriores en Francia, Bélgica, Alemania y otros países de Europa han tapado a la opinión pública española un asunto importante que nos afecta directamente. Se trata del gran interés de EE UU de seguir potenciando su despliegue militar en España. En concreto, el último desarrollo, dado a conocer por El País hace escasamente tres semanas, se refiere a la base aérea de Morón para la que el gobierno norteamericano ha solicitado una enorme potenciación de sus capacidades en tal base sobre las ya existentes. Para este blog no es una sorpresa. El 23 de marzo de 2014, en el post “DE TODO UN POCO (7) Y OTRAS EXTRAVAGANCIAS”  hablaba de “la intención de EE UU de prorrogar e incrementar en Morón el volumen de su contingente de marines, y seguramente de los apoyos correspondientes”. Posteriormente, el 19 de octubre de 2014, en el post “COCTEL DE DUDAS. DE FAS, GUARDIAS CIVILES Y NORTEAMERICANOS”  afirmaba que “en la relación militar con EE UU, hoy estamos tan comprometidos con ellos como lo estuvimos en los años inmediatamente posteriores a la visita del presidente Eisenhower a España en diciembre de 1959”.
Desde la guerra hispano-norteamericana de 1898, las relaciones bilaterales, especialmente por parte española, han sido pendulares. Desde el amor al odio. Ha habido momentos de mucho frío y otros de gran calor. Uno piensa que una relación bilateral sana debería ser menos pasional y más racional. Debería sustentarse en un entendimiento menos dogmático y más pragmático. Al fin y al cabo, en las relaciones internacionales más que amigos o enemigos lo que priman son los intereses. Una relación bilateral equilibrada, basada sobre el intercambio paritario y/o la coincidencia de intereses vitales es siempre más estable y duradera que la basada en fobias, filias o intereses particulares del partido en el poder o de los gobernantes de turno. Por eso resulta un tanto extravagante que históricamente los periodos de relación “caliente” entre España y los EE UU hayan pasado —como sucede actualmente—, por la subordinación y las concesiones militares españolas a la estrategia norteamericana. La pertenencia de España a la OTAN engrana a nuestro país en el sistema defensivo del Atlántico Norte. En consecuencia, eso ya determina un canal lo suficientemente sólido para la relación defensiva con los aliados en general, y con EE UU en particular como líder de la Alianza. Parece fuera de cuestión que los principales intereses norteamericanos en España se concentran en el valor geoestratégico de nuestros espacios de soberanía. Sin embargo, más allá de las manidas y baratas “sinergias” y “puestos” para trabajadores españoles, ¿cuáles son los intereses españoles en el caso, o los réditos que justifiquen nuestra sumisión a los intereses de Washington? Esta es una cuestión central que propongo a los lectores para debate.
La base aérea de Morón ha sido siempre la niña de los ojos del Pentágono en España. Tan es así que la presencia norteamericana en aquélla se ha mantenido incluso después de la reducción militar norteamericana (bases de Torrejón y Zaragoza), derivada de una de las tres condiciones del referéndum sobre la OTAN de 1986. Asimismo Morón ha venido jugando un papel activamente relevante en todas las operaciones de EE UU en el Mediterráneo y Oriente Medio. Un ejemplo, los bombardeos sobre Libia (Operación El Dorado Canyon) en abril de 1986, al mes siguiente de aquel referéndum. Otro, en 2003, cuando fue una formidable base de tránsito y a poyo a las fuerzas norteamericanas con ocasión de la guerra de Irak. En 2005, también como mero ejemplo (sobre esto podría escribir un libro), cuando después de años de toreo al EA español por parte del Mando de USAFE (Fuerzas Aéreas norteamericanas en Europa), hubo que plantear directamente desde Defensa al Pentágono (DIGENPOL-Gabinete del Secretario de Defensa de EE UU), una dura negociación —a la que posteriormente se uniría EUCOM (Mando conjunto norteamericano en Europa, al que USAFE está subordinado), para garantizar el uso de la plancha de aparcamiento de Morón —que los norteamericanos consideraban de su exclusiva propiedad—, por los aviones españoles. Tremendo. (Debo en justicia reconocer el apoyo recibido, como eficaz canal de comunicación, del general Antonio Valderrábano, entonces Agregado de Defensa español en Washington).
En 2013, EE UU pidió y consiguió autorización para el despliegue en Morón de 850 marines (más de 1100 durante los relevos), bien que de manera transitoria por un año. En 2014 pidió y obtuvo una prórroga de lo anterior por otro año más (hasta abril de 2015). El mes pasado, diciembre de 2014, se ha producido el enorme salto que se mencionaba anteriormente. Los EE UU han pedido poder desplegar cuatro veces la fuerza autorizada (hasta alrededor de 3000 efectivos) y, además, ya con carácter permanente. Por tanto, un notable incremento tanto en cantidad como en calidad. Se trata, en definitiva, de situar permanentemente sobre suelo español una importante fuerza de respuesta rápida norteamericana (personal, material, combustibles, armamento, municiones, vehículos, aviones y un sinfín de apoyos) para las operaciones norteamericanas. Como la pretensión estadounidense desborda ampliamente los volúmenes previstos en el vigente convenio bilateral, la autorización, en su caso, ya no podrá darla directamente el ejecutivo. Al ser el Convenio, para España, un tratado internacional, tendrá que intervenir el parlamento español. Hasta las próximas generales la mayoría absoluta del PP en el Congreso aseguraría la aprobación de lo solicitado. Pero se puede aventurar que eso, en un año “fuertemente electoralizado” como es 2015, presenta bastantes aristas que, previsiblemente, complicarán el debate. Tanto el parlamentario como el de la calle.

Por otra parte, a solo 100 kilómetros de distancia de Morón, la base naval (en realidad, aeronaval) de Rota constituye otra instalación fundamental para la estrategia norteamericana. Eso es algo más conocido por el gran público. Está previsto que allí se acojan, de manera también permanente, cuatro buques portamisiles dotados del sistema de combate AEGIS. Dos de esos buques (USS Donald Cook y USS Ross) ya están allí basados. Los otros dos (USS Porter y USS Carney) llegarán en los próximos meses. Aunque parcialmente camuflado bajo la etiqueta OTAN, el despliegue de esos cuatro extraordinarios vectores móviles de lanzamiento de misiles (alrededor de 1300 efectivos) en el marco del llamado escudo antimisiles supone, según fuentes de defensa (informe infodefensa.com) “el arreglo militar y estratégico más importante entre Washington y Madrid en lo que va de siglo XXI, consolidando a España en su posición de aliado estratégico (?) de EE UU”.

Para no alargar excesivamente este post, termino este breve análisis con tres  observaciones o preguntas finales que también presento a debate. La primera sería constatar cómo, simultáneamente con una reducción significativa del despliegue militar norteamericano en el continente europeo, se está produciendo un incremento significativo de tal despliegue en nuestro país. ¿Esto es bueno, malo o regular para España y sus intereses? La segunda es que la “comarca” andaluza Morón-Rota se está configurando como una esencial “base norteamericana” tanto de partida como de apoyo para, en su caso, la proyección del poder militar norteamericano hacia África, el Mediterráneo, Europa oriental (Rusia) y Oriente Medio. O hacia donde las necesidades estratégicas norteamericanas determinen. Esa “comarca militar» Morón-Rota se configura así en centro de gravedad común y eficaz multiplicador de las capacidades militares norteamericanas desplegadas a caballo de tres continentes. ¿Esto es bueno, malo o regular para España y sus intereses? Y la tercera observación/pregunta es ¿por qué de la urgencia de pedir tan fuerte incremento de la presencia militar norteamericana en España, precisamente en unas fechas tan «complicadas» como es el año electoral 2015?
Fuente : Pitarch