Estados Unidos y Europa temen que el conflicto en Ucrania, una rebelión prorrusa, se extienda a otros lugares del continente.
En plena guerra en parte de Ucrania, Estados Unidos y Europa occidental se presentan como aliados frente a Moscú, pero divergen en su visión del mundo posterior a la guerra fría.
Han pasado 70 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y un cuarto de siglo desde la caída del Muro de Berlín, el derrumbe de la Unión Soviética y la reunificación de Alemania.
Pero las lecciones sacadas a ambos lados del Atlántico de una dolorosa historia común no siempre son similares. Menos aún, ahora, para hacer frente a una rebelde y nacionalista Rusia en el conflicto en Ucrania.
¿Hay que armar o no a Ucrania, exsatélite soviético, enfrentado a una rebelión prorrusa en el este del país?
Esta es la verdadera cuestión de fondo tratada este fin de semana en la Conferencia de Seguridad de Munich, foro creado en 1963 y dedicado a la resolución pacífica de los conflictos.
A medida que aumenta el número de víctimas en Ucrania, crece también el miedo a que ese conflicto se extienda a otros lugares del continente. Entretanto, según Occidente, Moscú sigue alimentando la rebelión, enviando armas y militares al Este de Ucrania.
Merkel evoca el Muro de Berlín
¿Qué hacer entonces?
En una inhabitual confesión personal, la canciller alemana Angela Merkel recordó el sábado su infancia detrás del llamado Telón de Acero o Cortina de Hierro, para ilustrar su rechazo a avivar el conflicto ucraniano con más armas.
«Crecí en la República Democrática Alemana. Tenía siete años cuando se construyó el Muro de Berlín» dijo.
«Nadie pensó que habría una intervención militar para proteger al pueblo del bloque del este (europeo), obligado a vivir durante años sin libertades y bajo la dictadura», prosiguió.
«Y no culpo a nadie de ello. Era una (visión) realista, poco después del final de la II Guerra Mundial», añadió.
Para Merkel los valores europeos de democracia y libertad acabarán imponiéndose en Ucrania, joven democracia convulsa ante la que hay que ser pacientes.
Su claro mensaje de no enviar armas al gobierno de Kiev será transmitido por Merkel al presidente Barack Obama, durante la visita de la canciller este lunes a Washington.
Pero el mensaje de Merkel fue recibido en Munich con mucho recelo por la delegación estadounidense, que tiene una visión diferente de la historia y otra actitud ante Ucrania.
«Desde luego no es esa mi versión de la historia» afirmó a la prensa el veterano senador republicano John McCain, que aboga explícitamente por enviar armas pesadas a Kiev.
McCain recordó los «miles de soldados estadounidenses» que durante la Guerra Fría estuvieron estacionados en Alemania para «defender la libertad», y que cuando Berlín fue objeto de bloqueo por los líderes soviéticos en los tensos años 1948-1949 «organizamos un puente aéreo» para suministrar comida y otros bienes a los berlineses.
«Nunca dijimos: mejor no provoquemos a los soviéticos», sentenció McCain.
‘Conflictos del pasado’
El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, también lamentó por su parte que hace pocos años solamente se daban «grandes pasos» hacia el sueño de «una Alemania unida en el corazón de Europa, con la premisa de no repetir los conflictos del pasado».
Aunque el vicepresidente no abogó directamente por armar a Kiev, sí llamó a suministrarle armas defensivas.
Por su parte, el ministro ruso de Exteriores Serguei Lavrov salió en defensa de su país.
En una intervención que generó amargas risotadas entre los demás miembros del panel, Lavrov aseguró que es Occidente y no Rusia el que ha violado los acuerdos que fijaron las fronteras de Europa tras el final de la Guerra Fría.
«Lo que pasó en Crimea fue un ejercicio de autodeterminación», dijo en alusión a la península ucraniana anexionada por Moscú tras un referéndum local en marzo pasado. La libertad de voto «es un principio esencial de la Carta de Naciones Unidas», aseguró el ministro ruso.
Fuente: Noticias CN