El Asesor militar de «Los nuestros» justifica su asesoramiento

LosNuestrosOs exponemos la presunta carta publica del Teniente Coronel (R) Juan G.GyP. donde motiva su asesoramiento a los guionistas de la serie por la que los militares se han sentido molestos y no han entendido las licencias introducidas por los mismos, expresandolo publicamente en las redes sociales. Les dejamos las supuestas explicaciones publicas dadas por este militar retirado.

«Queridos compañeros y amigos:
Ya  había leído bastantes críticas sobre la serie Los Nuestros y ahora algunos de vosotros me habéis hecho llegar cartas particulares, escritas por militares, que corren por las redes del Ejercito. No tengo intención de contestar a ninguna, pero como más de uno de vosotros se habrá sentido defraudado, me gustaría tener la oportunidad de aportaros otro punto de vista.
Contaba con ese tipo de críticas, no os quepa duda. La sensación que me queda es agridulce, de alegría por el éxito inicial de la serie y de desazón por el rechazo provocado en parte de mis compañeros. Y entiendo su enfado, porque hay muchas cosas que a mí tampoco me gustan nada, pero hay que tener en cuenta que estamos ante una serie de entretenimiento, no ante un documental; que los guionistas introducen elementos que a nosotros nos parecen chorradas, pero que amplían notablemente la audiencia, y que en nuestro cine casi siempre hemos percibido intención de denostar al militar, mientras que aquí es todo lo contrario.
Cuando me llegó el guión del primer capítulo me quedé de piedra; lo primero que pensé fue: yo no puedo participar en esto…salvo que exista posibilidad de cambiar muchas cosas. La historia estaba plagada de estereotipos, pero detecté claramente la intención de dejar a nuestros soldados en buen lugar, lo cual era alentador. Mi primera reunión con el equipo de producción confirmó esta impresión positiva y pronto pude comprobar que no estaba equivocado.
Para que os hagáis una idea el capitán –Hugo Silva- no sólo había tenido un romance con la tiradora de precisión sino que, además, era un alcohólico rehabilitado y un verraco que se había tirado a la mujer del coronel, lo que daba lugar posteriormente a alguna escena desagradable. En la secuencia en la que se veía por primera vez a los boinas verdes, nuestros chicos se inflaban de repartir leches a los guiris en un bar. Al entrar en el comedor de la base en Mali, se colaban delante de los que esperaban pacientemente en fila, porque eran más chulos que nadie…Pues bien, todo esto y unas cuantas cosillas más, desaparecieron tras la primera revisión del guión. No era mal comienzo.
Alguien puede pensar que los guionistas andaban muy despistados, pero resulta que el cine bélico norteamericano está repleto no sólo de héroes, sino también de cornudos, de borrachos, de machistas, de porreros, de camorristas,…y no pasa nada. Sin embargo aquí, Los Nuestros está provocando más polémica que cualquier película española anterior sobre tema militar ¿Por qué? Pues probablemente porque había despertado grandes expectativas y a muchos les ha decepcionado. La serie tiene bastantes fallos, por supuesto -¿hay alguna que no los tenga?- pero también innovaciones y detalles buenos. Me han admitido un montón de propuestas que han llegado a cambiar partes del guión, a introducir personajes que antes no existían, a crear nuevos decorados, …y todo eso cuesta mucho dinero y trabajo. Sin embargo otras, sencillas y sin coste alguno, han quedado como estaban. Pero eso es lo normal, mi misión era asesorar, hasta resultar coñazo a veces, pero la decisión final correspondía a otras personas que conocen muy bien su profesión. Y los fallos no siempre son tales, sino recursos artísticos o licencias literarias para aumentar audiencia o hacer más inteligible determinadas cosas.

Comprendo las críticas recibidas, sobre todo porque suelen partir de personas que aman nuestra Institución y escriben con ánimo de defenderla. Algunas, incluso, las comparto. Pero señores, hay que entender que una película plagada de detalles estrictamente militares, sin concesiones que nos parecen absurdas, puede emocionarme hasta el punto de pintarme la cara mientras la veo sentado en el sofá, pero mi entusiasmo será compartido por…¿cien mil espectadores, quizás alguno más? Y seremos los de siempre: gente del gremio y unos cuantos partidarios.
¿Alguien piensa que me gusta la cresta macarrónica del teniente, el magreo chabacano en el camión o la coña de pegarle un tiro a una cabra inocente? Pues no, no me gusta nada. Pero da la casualidad de que estas cosas, combinadas con las típicamente nuestras y otras más, pueden llegar a sentar una numerosa audiencia frente al televisor.«