Juan Chicharro:» Acaeció en el Sáhara. 1976″

Juan_ChicharroLeo estos días que acaban de ser encontrados los cuerpos de unos saharauis al parecer fusilados o asesinados hace 37 años en el territorio del antiguo Sáhara español. La noticia en sí tiene de relevante lo que siempre tienen estas noticias macabras pero para mí poco más. En aquellos días los ajustes de cuentas entre saharauis pro y anti España eran moneda corriente y por otro lado la dureza que aplicó el ejército marroquí al irrumpir en nuestro antiguo territorio es algo de sobra conocido.

No sé de qué se asombran algunos.

En los días finales de 1975 y a comienzos de 1976 unidades de Infantería de Marina exhumamos en los cementerios cristianos de la entonces Villa Cisneros y de La Guerra los cadáveres de aquellos españoles allí enterrados, que habían sido reclamados por sus familiares para su traslado a las Canarias. El que suscribe fue el encargado de la tarea en Villa Cisneros. Días después el cementerio fue profanado por saharauis locales en una de las acciones, entre otras, que éstos llevaron a cabo para “ganarse el favor” de la columna del ejército marroquí que al mando del Coronel Dlimi había ocupado la hasta entonces ciudad española. La llegada de esta columna se produjo a primeros del mes de enero de 1976. Sólo quedábamos en esa ciudad dos unidades españolas. Una de Infantería de Marina en la que yo me encontraba y una Compañía de la Policía Territorial; ambas retiradas convenientemente a la zona del muelle de la ciudad para evitar el encuentro con las tropas marroquíes.

Esto no fue óbice para que mi curiosidad venciera a la natural prudencia a tener en cuenta en aquellos momentos, y consecuencia de ello fue que acudí de “motu propio” a observar la entrada de las tropas marroquíes en la ciudad. Me llamó la atención el caluroso recibimiento que la población saharaui les ofreció. Infinidad de banderas del Reino de Marruecos, así como del Frente Polisario sacadas no sé de dónde, eran portadas por aquellos con quienes hasta ayer departíamos amigablemente en la ciudad. Al finalizar la algarabía me retiré a mi unidad, que como ya he dicho estaba acantonada en las inmediaciones del muelle. Esa noche no cesamos de oír disparos por doquier, disparos que achacamos a la alegría del recibimiento y que suponíamos lo eran al aire. Al amanecer salí a dar una ronda por las inmediaciones de nuestro recinto de seguridad y descubrimos con estupor unos cuantos cadáveres en las cunetas. No, los disparos que habíamos oído la noche anterior no eran de festejo. Y tampoco de los soldados marroquíes. Simplemente ajustes de cuentas entre saharauis. Los Polisarios o los que querían “ganar puntos” ante los marroquíes habían asesinado a algunos de los supuestos españolistas: aquellos nativos que nunca acabaron de creer que era cierto que España les abandonaba de verdad y que les dejaba a merced del Frente Polisario, de Marruecos y de Mauritania conforme al denominado Acuerdo de Madrid.

Meses antes mientras se desarrollaba la “Marcha Verde ” y nuestro ejército se disponía a defender el territorio de la agresión marroquí, aparecí al mando de una pequeña unidad de Infantería de Marina en las playas de La Sarga, a 14 km de Villa Cisneros, hoy Dakhla. Mi primera impresión fue ver que el ambiente en la ciudad, y en los poblados nómadas que existían en las afueras de ésta, estaba dominado por los que portaban la bandera independentista del Polisario. El PUNS, partido oficialista y auspiciado por el Gobierno español, era obviado y no tenía fuerza alguna entre la población. Recuerdo, y tengo constancia fotográfica personal, que en lo alto de la mezquita ondeaba sola la bandera independentista, es decir, la del Polisario. El toque de queda estaba impuesto en la ciudad precisamente para controlar las acciones de los levantiscos saharauis, quienes eran por aquellos lares nuestros enemigos y quienes inocentemente vieron en los marroquíes sus “liberadores”. No tardaron en darse cuenta de su garrafal error. Apenas dos días después de la llegada de la columna Dlimi pude observar en la distancia desde la atalaya, de lo que otrora fuera Residencia del Tercio, como un grupo saharaui era masacrado en El Aargub por fuerzas mauritanas con apoyo marroquí. Lo que pasó en los años posteriores ya es conocido de sobra.

He aquí las razones por las que comenzaba estas líneas sin extrañarme de la aparición de los restos humanos aparecidos estos días. Obvia decir que hay bastantes más.

El 12 de enero de 1976 a bordo del “Ciudad de la Laguna ” abandonábamos definitivamente el territorio una Compañía de la Policía Territorial al mando del Capitán Cárdenas y la Unidad de Infantería de Marina del que suscribe; y lo hacíamos atónitos e incrédulos queriendo negar la realidad que teníamos delante. No, no era un sueño. Era verdad. A partir de nuestra partida los muertos se iban a amontonar. Aparecerán más. No hay duda.

Fuente: Republica