Juan Chicharro «“El Francotirador” y “Los nuestros” «

Una película y una serie de televisión. Una norteamericana y otra española.
El Francotirador es una magnífica película producida y dirigida por Clint Eastwood en la línea en la que nos tiene acostumbrados cuando trata películas de corte bélico, si bien lo que en ella refleja va mucho más allá, al presentarnos el conflicto permanente de lo que son las complicadas relaciones humanas. Sucede que es en la guerra cuando éstas se manifiestan con más crudeza: la generosidad, el sacrificio, el sufrimiento, el odio, la maldad… etc.

Y desde la perspectiva militar nos muestra con claridad meridiana las características con las que la vieja doctrina definía a la Infantería: abnegación, espíritu de sacrificio, iniciativa y perseverancia. Si analizamos lo que significan estas virtudes vemos cuán bien están reflejadas en la película. Con todo, para mí, el momento álgido de la misma lo encontramos en las imágenes reales que aparecen al final cuando es trasladado el cuerpo del protagonista para su entierro por las calles y van apareciendo espontáneamente infinidad de personas portando banderas norteamericanas en una manifestación de patriotismo muy al uso del amor a su patria del pueblo norteamericano. Me detuve a observar la actitud de los asistentes en la sala de cine y bien vi como se resistían a abandonar la sala, sin duda impactados y emocionados por dichas imágenes.

Cierto es que hoy en España muchos admiramos esa actitud de los norteamericanos educados ya desde niños a honrar su bandera como símbolo de su nación. Es para mí admirable, pero no nos engañemos pues en gran parte esto es debido a unas políticas bien dirigidas y consensuadas entre todas las fuerzas sociales desde hace cuarenta años. Los que llevamos en la espalda más años de lo que nos gustaría todavía recordamos imágenes bien diferentes de los años de la guerra del Vietnam donde sucedía todo lo contrario a lo que vemos hoy.

Y al tiempo en el que algunos nos emocionamos viendo la obra de arte de Clint Eastwood nos topamos con una serie española denominada “Los Nuestros” que trata las peripecias de nuestro ejército en una operación en Mali. Por lo que leo parece ser que ha obtenido una buena audiencia del público en general, si bien ha despertado una agria polémica en el seno de las Fuerzas Armadas con detractores y defensores, encontrándose entre estos últimos la posición oficial del Ministerio de Defensa a través de los asesores militares de la serie.

No pienso entrar en una discusión sobre las técnicas televisivas para ganar audiencia, tales como el reparto de cuotas entre los protagonistas -hay mujeres y soldados sudamericanos o negros intentando reflejar una realidad que no es del todo cierta en nuestras filas- pero sí lo haré en cuanto a determinadas actitudes y aspectos físicos que son absolutamente falsos, y lo dice quien lo sabe muy bien, tras una larga carrera militar en numerosos y variados destinos en los que ha tratado con todo tipo de personas, de múltiples condiciones sociales y nacionalidades. La película confunde más de lo debido el compañerismo con el compadreo, y no digamos cuando expone relaciones sexuales rayando con el delito cuando éstas se producen en el seno de las unidades propiamente dichas. Además es una película de un tinte, siquiera de forma subliminal, algo machista, al menos para mí, pues, les guste o no a mucha gente, la mujer en esta serie tiene un tratamiento no muy afortunado por mucho fusil que lleve.

Es una lástima el que algunas películas españolas, que de por sí tienen un argumento y un interés intrínseco importante, tengan que estar impregnadas de un zafiedad y grosería que, amén de gratuitas, resultan ofensivas para un espectador con un mínimo de gusto y sensibilidad. No obstante éste parece ser el sello de identidad de determinada corriente del cine español, no todo -afortunadamente- que identifica la bajeza, la bastedad, la chabacanería, la incultura y la ordinariez, con el gusto de espectador medio español. Pues bien, quien suscribe se niega a reconocer este postulado, aunque -desgraciadamente- determinadas películas españolas con un gran éxito de taquilla -recuerdo una saga de cierto detective casposo, eso sí, magistralmente interpretado- abundan en este cúmulo de delicadezas. Podría cuestionarme si es que estoy trasnochado, pero hay un dato objetivo para ver que no es así: la mayoría de series y películas extranjeras que veo (tanto americanas como europeas) no tienen ese substrato de inútil vulgaridad.

Con todo, para mí lo que no acabo de entender es la postura relativista de los asesores militares, quienes, reconociendo que no les gusta mucho lo que ven, lo dan por válido con tal de dar a conocer y difundir la labor de las FAS en operaciones. Pues lo siento mucho pero no todo vale. Cuán errados están. Lo que me temo es que si es así como piensan estos asesores, por lo que a mí respecta, doy por finiquitada la serie y me vuelvo con Clint Eastwood, cuyo cine, por cierto, ha mejorado considerablemente con la edad.