Juan Chicharro: «Fuerzas Armadas y Patria»

Juan_ChicharroSe acerca fatídicamente el mes de septiembre y me temo que el día 11, con motivo de la denominada Diada, vamos a asistir, sin duda, a un despliegue independentista similar al de año anterior. Una manifestación que querrá ser reflejo de la fuerza de aquellos que amparan el proceso soberanista catalán.

Cunde consecuentemente el peor de los presagios en amplios ámbitos de nuestra sociedad. Presagios pesimistas que no deberían ser tales toda vez que la posición reiterada de nuestro Gobierno es la del cumplimiento riguroso de la Constitución. Fuera de esta no hay posibilidad alguna de apaño posible.

Surgen al mismo tiempo movimientos reformadores, seguramente muchos llenos de buena fe, de nuestra Constitución, con la idea de conseguir lo que me parece ya inalcanzable: la aquiescencia al pacto de los grupos independentistas.

Se habla de la necesidad de la reforma de las vías electorales, de la justicia, de las medidas anticorrupción … etc. Algunas de ellas seguramente necesarias pero mucho me temo que los tiros – para algunos – van en otra dirección.

Me refiero a que las intenciones de algunos se dirigen a la esencia de la misma Constitución: al concepto de la Unidad de España reflejado explícitamente en el Artículo 2 del Título Preliminar. A la indisolubilidad de la Nación española. Algo que de tener éxito supondría un suicidio colectivo.

No auguro ningún éxito a sus propiciadores pues, como ya he explicitado, la posición de los defensores por Ley de la Constitución es terminante y clara.

Intuyo por otra parte que cabe pensar, también, en posibles intenciones para modificar el Artículo 8.1 donde se refleja la misión de las Fuerzas Armadas.

Una misión que define a las FAS como garantes de la integridad territorial y del ordenamiento constitucional si bien debe quedar claro que dentro del contexto general que marca la propia Constitución: la defensa del Estado corresponde al gobierno y al Tribunal Constitucional velar por su integridad.

La pregunta consecuente a esta situación es:

Si como hemos dicho la Defensa del Estado corresponde al Gobierno y no de forma autónoma a las FAS – algo que es obvio – ¿a qué se debe la presencia del artículo 8.1 y nada menos que en el Título preliminar?

Hay quienes afirman que sí esto es así es debido a la presión que en su día ejercieron fuerzas vivas del franquismo sobre los entonces constituyentes ante el temor de la deriva a la que podía llegar nuestra nación por la agresión de fuerzas separatistas y colocaron consecuentemente a las FAS como la “última ratio regís”.

No se sí es verdad pero me da la impresión que a la vista de lo que vemos hoy los constituyentes no andaban mal de prospectiva respecto a lo que está sucediendo.

En cualquier caso las FAS se mantienen leales al mandato constitucional como no podía ser de otra manera pero diré, también, que aquellos que han jurado lealtad a la Patria no pueden por menos sentirse preocupados por lo que podría estar por acaecer.

Las FAS se rigen por la Constitución y esta es explícita y clara por lo que a la Unidad de España se refiere.

A veces lo que parece complicado es mucho más simple de lo que parece.

En el frontispicio de nuestros cuarteles se lee desde tiempo inmemorial un lema claro y rotundo:

TODO POR LA PATRIA.

Un concepto que define la esencia de nuestra nación y que se mantiene vivo en el ADN de nuestro pueblo por más que en ocasiones no lo parezca.

Les pondré un ejemplo curioso e ilustrativo. Reciente. Brasil es un país maravilloso y sus gentes acogedoras. Son muchos los españoles que allí viven y trabajan.

Pues bien, con motivo del reciente campeonato mundial de fútbol llamaba poderosamente la atención el ver como los españoles coreaban con alegría la humillación a la que Alemania sometió a Brasil.

¿Debido a que los españoles nos sentimos europeos sobre todo y apoyábamos a Alemania? De ninguna manera.

Esa alegría fue la reacción nacional a la percepción vista y oída de como nuestra selección nacional fue abucheada y despreciada en Brasil lo que tocó la fibra nacionalista española. Aunque no se quiera ver no tengo duda que así fue sin distinción de credos ni de ideologías.

Los españoles no estaban con Alemania sino contra quienes nos habían despreciado.

Orgullo nacional herido.

Una sensación “dormida” con la que no cuentan los secesionistas al uso.

Ya lo dijo Felipe González recientemente con mucha sabiduría: cuidado con despertar el nacionalismo español.

Fuente: Republica