La Revista Atenea crea un foro abierto a todos sobre el asociacionismo militar

La revista Atenea Digital ha abierto un foro abierto sobre el «Asociacionismo Militar» en el que se recogen las opiniones de todos aquellos que deseen plasmar de forma sosegada y coherente su punto de vista sobre la visión actual y futura de este tipo de organizaciones, que llamadas a representar a los militares ante el Consejo de Personal, representan la única válvula de escape prevista por la la restrictiva Ley de Derechos y Deberes a la que algunos acusan de mermar los derechos constitucionales de los militares por encima de lo recoge la misma Constitución.

En dicho foro se indica:

«Un año después de la aprobación de la Ley Orgánica 9/2011 que regula las asociaciones profesionales de los militares, algunas asociaciones ya han iniciado el proceso de legalización e inclusión en el correspondiente Registro del Ministerio de Defensa aunque, curiosamente, alguna asociación, que ya existía al amparo de la Ley del Derecho de Asociación del año 2002, no parece que tenga intención de ser incluidas en tal Registro. ¿Qué razones ha podido llevarlas a tal decisión? Ello ya representa un buen primer motivo de debate.

En todo caso, es prematuro hacer afirmaciones sobre la mayor o menor acogida que, con carácter general, vaya a tener el asociacionismo entre los miembros de nuestros ejércitos. Pero sí podría afirmarse que, en la medida en que los empleos militares (y la correspondiente edad) son mayores, el escepticismo -por no decir el temor- a los riesgos de una sindicación encubierta resulta también mayor, especialmente entre los cuadros con responsabilidad directa de mando. Seguro que los viejos soldados siguen creyendo que el mejor defensor de los subordinados debe ser su jefe natural, aunque la experiencia también nos enseña que no siempre ha sido exactamente así.

Si pensamos que han debido pasar más de 30 años desde la aprobación de la Constitución para que el Ejecutivo y el Legislativo se hayan decidido a encarar este asunto, parece evidente que se trata de un tema espinoso. Resulta comprometido buscar el equilibrio, siempre difícil e inestable, entre la libertad que, como españoles, corresponde a los militares, y las limitaciones que exigen los asuntos relacionados con la seguridad y la defensa que les están encomendados.

Aunque la ley trata de dejar limitado el campo de juego de las asociaciones, estableciendo sin duda alguna la prohibición de cualquier referencia de carácter sindical, como negociación o conflicto colectivo y derecho de huelga, sin embargo, pueden resultar borrosas las líneas que marcan los contornos de dicho campo. Parece preciso debatir sobre la forma de conciliar los fines autorizados –defensa y promoción de intereses profesionales, económicos y sociales, y promoción de la deontología y la cultura de seguridad y defensa-, con los específicamente denegados –interferencia en las decisiones de política de seguridad y defensa, en el planeamiento y desarrollo de las operaciones militares o en el empleo de la fuerza-. Porque, evidentemente, muchas decisiones afectan simultáneamente a derechos permitidos y denegados. Baste pensar, a modo de simple ejemplo, en todo lo que rodea al nombramiento de personal para operaciones, en relación con la frecuencia de unos u otros colectivos en la participación en las mismas.

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ATENEA ruega que los comentarios de todos aquellos lectores que quieran participar en el debate se limiten a los temas indicados evitando entrar en otros asuntos laterales, también de interés, como el Consejo de Personal y el Observatorio de la Vida Militar, que se abordarán en futuros debates.»

Y entre los comentarios vertidos en dicho foro figuran algunos como:

«Felipe Sal
24/09/2012 10:20:44 En mi humilde opinión, quién piense que una mayor libertad para el asociacionismo creará conflictos derivados de la agitación sindical vive en otros tiempos.

Vivimos en tiempos en los que es necesario asociarse, no sólo para reclamar mejores condiciones salariales o laborales, también para defender mejor nuestro país. Me refiero a que ciertos recortes que afectan a nuestros ejércitos, también deberían ser contestados, dentro de una lógica disciplina, a través de asociaciones que representen a todos aquellos que se dejan la piel por defender nuestro país allá donde se encuentren. Lo del miedo al sindicato, parece más bien de los tiempos de las cazas de brujas. No se debe tener miedo al diálogo, a la queja justificada, constructiva y razonada.

Saludos y gracias.

Felipe Sal «

o

«MACHAKA
24/09/2012 12:42:29 El génesis de las asociaciones de militares está precisamente en que quienes estaban llamados y obligados a ejercer la defensa de nuestros intereses, el Estado y nuestros altos mandos militares, hace tiempo que dejaron de hacerlo.

Si nuestros altos mandos cumpliesen con el Art. 18 de las Reales Ordenanzas para las Fa,s . tal vez las asociaciones no serian necesarias.

“. Justicia en las Fuerzas Armadas.
Propiciará, con su actuación, que la justicia
impere en las Fuerzas Armadas de tal modo que
nadie tenga nada que esperar del favor ni temer de
la arbitrariedad.”

El miedo al asociacionismo existente en los escalones más elevados de mando se trasluce en leyes como la de derechos y deberes, absolutamente restrictiva de derechos fundamentales o en el futuro régimen disciplinario de las Fa,s. “Haz tu las leyes y déjame a mí los reglamentos” esa es la filosofía de nuestros mandos.«

Fuente: Atenea Digital