La UMT – Unión de Militares de Tropa, remitió el pasado dia 23 un informe con el estado de implementación de las propuestas que elevó durante su primer año de vida al COPERFAS – Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas con un balance claramente negativo, ya que todas las propuestas de esta asociación profesional fueron rechazadas unas veces por el resto de asociaciones del Consejo presentes para incluir las suyas y en otras ocasiones por los organismos de Defensa que se negaron a admitir propuestas como la emisión de la TIM – Tarjeta de Identidad Militar para todos los Reservistas Especiales, la ampliación de un mes en la cobertura sanitaria en el trasiego de estos militares de ISFAS a la Seguridad Social o el cumplimiento de la Orden de Defensa que obliga a la misma a proporcionar apoyo a los Reservistas en los dos años siguientes al paso de éstos a la situación de reserva, todas ellas denegadas aduciendo o deficit presupuestario o que las normas están redactadas como están y que no se iban a cambiar.
Lo si obtenido por esta asociación fueron los informes sobre el acuerdo de Defensa con el SEPE – Servicio Público de Empleo renovado en 2014 y el protocolo de actuación frente al acoso laboral, adecuado a las Fuerzas Armadas y todo ello en el marco de la Ley de Transparencia que fue aprobada recientemente.
Como quiera que fuese la UMT ha remitido he insistido en los Reservistas Especiales dado que comienzan a ser un colectivo importante que cobran del Organo Central de Defensa sus doce pagas anuales y que por su numero serán un problema en el futuro para el presupuesto del Ministerio de Defensa al no poder ser activados salvo por el Gobierno en los casos especiales descritos en la Ley de Personal y que cobran sin estar en activo y ello implica que sus puestos son ademas repuestos con otros militares en activo, calculando la asociación que por cada RED se está pagando lo mismo que a un suboficial aproximadamente, valorando que desde un punto de vista estrictamente economico el Ministerio de Defensa está tirando el dinero al «encabezonarse» en expulsar personal perfectamente formado y adiestrado, dejandolo desamparado en la calle, mientras admite a nuevos soldados a los que adoctrinar en las escuelas militares, pero debiendo realizar el proceso de formación desde cero.