Pedro Pitarch «De la duda a la incertidumbre»

Tal y como avanzaba primero en el post “RAJOY PARA RATO”, de hace seis meses, y posteriormente en el post “MAL RATO PARA RAJOY”, del pasado 11 de octubre, que actualizaba al primero, el PP ha sido “el partido más votado el 20-D”, con un “resultado de alrededor del 30% de los votos” (se ha acercado al 29%). También se ha confirmado que IU iba a pasar al capítulo de “residuales” (con 2 escaños no podrá ni tener grupo parlamentario propio). Igualmente se dio en el centro de la diana al pronosticar al PSOE una horquilla de votos de 20-25% (se ha quedado en el 22,5%). Sin embargo, por el otro lado, el error garrafal ha sido considerar que Ciudadanos (C’s) iba a dar mucho más juego del que finalmente ha dado. Pensaba que podría incluso alcanzar el segundo puesto del ranking político. Y no ha sido así. C’s ha quedado el cuarto, si bien con 40 diputados que es una buena marca para un principiante en la Carrera de San Jerónimo. Podemos (P’s), como ya es habitual, ha dado un juego ambiguo, porque aunque el marcador le otorga 69 escaños, lo cierto es que ese número corresponde a varias marcas distintas y agrupaciones electorales muy diversas, como pronto se verá. Por sí solo, P’s está como mucho alrededor del 10% de los votos. En suma, se ha acertado en algunas cosas y errado en otras. Nada resulta pleno nunca.

En un análisis de urgencia se podrían hacer las observaciones que siguen, a pesar de que todavía no esté cerrado el recuento de votos. La primera, como ya se ha dicho, es que el PP ha sido el partido más votado, con un diferencial de alrededor del 6% de votos con el segundo. También ha obtenido el primer puesto en número de escaños (122). En consecuencia, el PP ha ganado las elecciones. A don Mariano le toca, en principio, intentar formar gobierno. Lo que no le va a resultar fácil. La suya ha sido una victoria un poco amarga. Por su parte, el PSOE ha logrado mantenerse como segunda fuerza política tanto en votos como en escaños (91). Su exclusivo triunfo en Andalucía y Extremadura proyecta no obstante una sombra de duda sobre el liderazgo de Pedro Sánchez. P’s, (con las matizaciones anteriormente apuntadas) ya es la tercera fuerza política con 69 escaños. En todo caso, es un gran triunfo para esa “coalición” de izquierda radical. Y C’s, como cuarta fuerza política nacional, tiene por delante tanto un buen papel a jugar para facilitar la gobernabilidad del estado, como un largo banquillo para prepararse para el próximo salto.

En un orden más genérico, se puede decir que aunque el bipartidismo “aritmético” subsiste (la suma de votos de PP y PSOE supera ligeramente el 50%, y la de escaños en el congreso de los diputados (213) supera ampliamente la mayoría absoluta de la Cámara). Pero en la práctica el juego político español ya no es solo cosa de dos. Porque ni la suma de escaños del “grupo” PP+C’s, ni la del PSOE+P’s, alcanzan la mayoría absoluta. Va a resultar difícil investir a cualquiera de los cuatro líderes (¿se atreverá alguno de ellos a pedir el concurso o el apoyo de los nacionalistas/independentistas?). Parece claro, por tanto, que la legislatura a punto de comenzar va a demandar de los partidos que aprendan y practiquen la cultura del pacto. De lo contrario, la ingobernabilidad está asegurada. Y, con ella, el fracaso de una salida rápida y solvente de la crisis. Además de la dificultad de gestionar con visión de estado el primero de los problemas pendientes en la agenda del nuevo gobierno: la solución del problema de España en Cataluña.

En definitiva, el resultado del 20-D no solo no aclara el escenario político sino que lo complica tremendamente. Somos un pueblo poco asequible a la estabilidad. Vaya, inasequible a lo que por ahí fuera llaman normalidad democrática. Ésta, en estos pagos, no pasa de la mera intuición. Cuando más necesitamos una alianza electoral bien definida, nítida y sólida que asegure la estabilidad gubernamental, me temo que, con la votación del 20-D, de un mar de dudas hemos pasado a un océano de incertidumbres.

Fuente: Blog