Pedro Pitarch:»Jaque a Mas»

DIADA_CATALANA_PITARCHLa Diada 2013, según quien la evalúe, ha sido muchas cosas. Dependiendo de la fuente, y más allá de las cifras de participantes en la “cadena” o de manifestantes en las calles catalanas, la festividad ha sido un gran testimonio de deseo independentista o del derecho a decidir, de manipulación de masas, de civismo en la manifestación y de transvase de poder desde las instituciones a la calle. Y tantas cosas más. Pero, en mi opinión, ha sido sobre todo un jaque a Mas. Y, de paso, a más gente.

El presidente de la Generalidad de Cataluña se está encontrando crecientemente apretujado entre la espada y la pared. El acero de los independentistas liderados por ERC, partido que junto con CiU sostiene al gobierno catalán, pincha el pecho del Sr. Mas. Y aquéllos han aprovechado esta Diada para darle un buen mandoble, un jaque, al «President». El mensaje es claro y punzante. Ataja frontalmente cualquier tentación del “molt honorable” de abrir la puerta a un frenazo al proceso soberanista que tenían anunciado para esta legislatura, demorándolo hasta unas elecciones “plebiscitarias” en 2016. En otros términos, los independentistas de ERC le vienen a decir a Más que, o cumple su compromiso de convocar en 2014 el referéndum sobre el derecho a decidir —de acuerdo con la ley o por encima de ella— o, como ellos no tienen plan B, se le negaría el apoyo que le permite gobernar (esto último no lo expresan así, pero se infiere). Pero unas elecciones muy anticipadas  podrían suponer el definitivo despeño de CiU desde lo alto del precipicio en el que ahora se encuentra. También, y supuestamente, significaría el remonte de ERC al primer puesto del escenario político catalán. Vista desde Madrid, esa posibilidad es poco confortable.
Y detrás está la pared. Como tal, estática y muda. Es el Sr. Rajoy. Su reconocido tancredismo no es la mejor medicina para enfrentarse a la agudización del problema disgregador que tanto agobia. Por el contrario, deja el campo libre a las fuerzas centrífugas y da alas a una especie de auto de fe que va consumiendo al Sr. Mas. Aunque el primer responsable de ello sea el propio don Artur. Pero con él nos vamos quemando todos un poco. La situación es tan triste que incluso el tiempo juega a favor de los independentistas, tanto en el corto como en el medio plazo. Pero la deriva soberanista sigue su curso. Y no encararla antes elevará la factura a pagar después. Porque España no se puede romper. No se va a romper. El gobierno, es claro, no puede moverse fuera de la Constitución y las leyes. Así se ha jurado y así debe ser. Pero no hay ni leyes ni principios inmutables, como mostró lo que duraron los fundamentales de don Francisco. Con ocasión de los actos de la Diada 2012, hace justo un año, concluía así el post “APAGAR EL FUEGO«Es ahora el gran momento de la política. De la POLÍTICA con mayúsculas. El momento de extraer conclusiones y actuar positivamente para que el tema no se les vaya a los políticos de las manos. El momento de embridar emociones. De respetar más que nunca el espíritu y la letra de la constitución. De evitar a toda costa la ruptura del pacto constitucional y el desbordamiento de la tensión social y territorial. De abandonar retóricas estériles y aunar esfuerzos para salir todos juntos de la crisis. Momento, en definitiva, de apagar los fuegos y no de avivarlos. Nos podemos quemar todos”. Y así seguimos. Poco o nada parece haberse avanzado desde entonces.
Siempre he defendido desde esta página el actuar dentro de la Constitución. Me reafirmo en ello. No hay atajos. Fuera de la Constitución está el vacío. Pero la Constitución no es un cuerpo muerto. Por el contrario, debe ser algo vivo. Un supremo cuerpo legal capaz de ser interpretado o, en su caso, reformado por sus propios cauces y así poder dar una respuesta adecuada a fenómenos complejos. Ese esfuerzo político demanda ineludiblemente un difícil entendimiento entre el Gobierno y la Generalidad. Entre el Sr. Rajoy y el Sr. Mas. No hay que engañarse: no hay soluciones sencillas para resolver los problemas complejos. Pero debe haber soluciones. Si no ¿para qué nos sirven la POLÍTICA, el Sr. Rajoy y el Sr. Mas? Luego no me digan que no lo advertí.
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