Rafael Davila «La Legión, camino del centenario»

El 20 de septiembre empieza la cuenta atrás para la celebración del Centenario de la Legión. Ese día se celebrará en Viator (Almería), sede de la Brigada de la Legión Rey Alfonso XIII y mando institucional, el 95 aniversario fundacional. Será presidido por SM. el Rey Felipe VI en una prueba más de la vinculación siempre entrañable entre la Corona y la Legión.

Les prometí que a lo largo de este mes, con motivo de este camino hacia el Centenario, dedicaría varios artículos a hablar de la Legión. Nada hago con más alegría y cariño. Después de haber mandado a los legionarios, de haber sido su General entre los años 2001 al 2004, siento un enorme respeto y admiración por las Damas y Caballeros legionarios porque siempre, siempre, fueron un ejemplo para mi. Quise ser como ellos, en ello estoy, quiero ser como ellos. Ese deseo continúa muy dentro de mi. Si en algún momento notan que en mis palabras no soy objetivo, tendrán razón. No se puede, ni quiero, ser objetivo con lo que se ama hasta el final.

Por ir a tu lado a verte

mi más leal compañera

me hice novio de la muerte

la estreché con lazo fuerte

y su amor fue mi bandera.

‹‹Legionarios a luchar legionarios a morir››. Filiación legionaria. Nombre y lema, hecho y derecho. Todo está dicho. Nada queda por añadir. Lo demás sería palabrería.

Solo el escalofriante resumen que justifica su existencia y su Centenario. Debido homenaje al servicio, a la Patria, a España.

Español lee y divulga:

  • 9.722 muertos
  • 35.000 heridos
  • 1.000 desaparecidos
  • 46.000 bajas en total.
  • 7 Laureadas de San Fernando y 12 Medallas Militares, colectivas.
  • 23 Laureadas de San Fernando y 211 Medallas Militares individuales.

Es su Credo. Héroes incógnitos todos. Nadie aspire a saber quienes son.

‹‹Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir››

He dicho en muchas ocasiones y seguiré diciendo, hasta que me argumenten lo contrario, que lo más importante acaecido en el Ejército de Tierra español en los últimos cien años ha sido la creación de la Legión. Importante en el plano moral, intelectual, de organización y visión de futuro. En mi opinión ni siquiera la profesionalización y suspensión del servicio militar obligatorio tuvo tanta trascendencia y repercusión.

Noventa y cinco años de su fundación. Cinco para el Centenario. La Legión sigue existiendo gracias a sus legionarios. Por eso, y solo por eso, gracias a ellos, y solo a ellos, caminamos rumbo a los cien años. Intentos ha habido, y muchos, de borrar y acabar con su historia y su leal camino. Muchos de ellos protagonizados por los que ahora se pondrán las medallas.

Unos firmaron su desaparición. Otros, los que decían defenderla, hicieron algo más sutil. Despersonalizarla con leyes ramplonas que pretendían olvidar su esencia y presencia, su propia y única identidad. Incluso hubo uniformados que, creyéndose nuevos inspiradores del espíritu militar, intentaron suprimir los símbolos, ritos y tradiciones de la Legión. Intentos hasta de cambiar, mermar y atenuar la fuerza de su base espiritual, médula y nervio, alma y rito de ella: el Credo Legionario.

Sabían que era apuntar a la misma esencia, al alma de la Legión, su único punto débil. No lo consiguieron. Camino de los cien años a nadie le importa su vida anterior; solo importa que juntos formemos Bandera y dar a la Legión el más alto honor.

‹‹A la voz de “A mi la Legión”, sea donde sea, acudirán todos y con razón o sin ella defenderán al legionario que pida auxilio››

Defender a España, al compañero y amigo, siempre, siempre, es más que suficiente razón para que exista la Legión y su ejemplo.

Hubo, de nuevo, que derramar sangre lejos de nuestras fronteras. Volver a teñir la Bandera, la más gloriosa, con sangre legionaria. Era el camino de siempre, el que se señaló el dia de su fundación, el de su Credo, el de sus cien años de existencia. Con sangre firmó su permanencia. Como siempre. Soy valiente y leal legionario. Si en la guerra hallo la muerte, llevaré siempre por sudario, la Bandera Nacional.

‹‹La Bandera de la Legión será la más gloriosa, porque la teñirá la sangre de sus legionarios››

La historia sigue. Una historia de lealtad, de fidelidad, de silencio y cumplimiento. Los días se cuentan por combates y en silencio. Soy un hombre al que la suerte hirió con zarpa de fiera. Ya surja ruda, feroz pelea o de la lucha cese el afán, notas que os cercan siempre amorosas, sutiles sombras que un beso os dan.

‹‹No se quejará de fatiga, ni de dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de sueño; hará todos los trabajos; cavará, arrastrará cañones, carros; estará destacado, hará convoyes, trabajará en lo que le manden››hqdefault

Bosnia-Herzegovina, Albania, Kosovo, Macedonia, Irak, Afganistán, República del Congo, Líbano, Mali. Lo que venga. Mi divisa no conoce el miedo. Mi destino tan solo es sufrir.

‹‹La Legión, desde el hombre solo, hasta la Legión entera, acudirá siempre donde oiga fuego, de día, de noche, siempre, siempre, aunque no tenga orden para ello››

Porque el tiempo pasa pero hay algo siempre presente en cualquier rincón legionario. Algo eterno que supera al paso de los días, de los años, y que impregna los ambientes legionarios. Allí se oye, se palpa y se siente un sonido único: el rumor legionario, el que queda después de años de combate. Es el rumor del combate, su idioma inconfundible.

‹‹La legión pedirá siempre, siempre, combatir sin turno, sin contar los días, ni los meses, ni los años››

Una bella poesía que glosa las épicas hazañas legionarias. Indescriptible, solo lo oyen y conocen los que visten la verde camisa legionaria, los que quedan comprometidos con lo que significan esas prendas eternas, camisa y gorrillo legionario. No se necesita más armas para el combate; con ellas nunca serás derrotado. Tercios heroicos, Legión valiente, que en la vanguardia sabéis morir.

‹‹Todos los hombres legionarios son bravos, cada nación tiene fama de bravura; aquí es preciso demostrar que pueblo es el más valiente››

Alrededor de esta centenaria historia han dejado la vida y han gozado de la vida y de la amistad miles de legionarios. No fue fácil ni lo es ahora. Tampoco ellos son fáciles, a veces incomprendidos, rudos y valientes, distintos, únicos, siguen siendo los luchadores de la vida, los aventureros, los soñadores, los esperanzados y los desesperados. Noble gente los legionarios que, sin preguntar quien eres o lo que piensas, en cualquier lance dan por ti la vida. Legionario que te entregas a luchar, y al azar dejas tu suerte, pues tu vida es un azar.

Feroces ante el enemigo, guerreros inmejorables, honor y bravura, aunque decía nuestro fundador que alguno llega a llevarse el diploma de impeorable, a lo que me permito añadir que nunca frente al enemigo. Cuando más rudo era el fuego y la pelea más fiera, defendiendo a su Bandera, el legionario avanzó. El rumor del combate.

‹‹El espíritu del legionario es único y sin igual; es de ciega y feroz acometividad, de buscar siempre acortar la distancia con el enemigo y llegar a la bayoneta››

Nunca hubo marcha atrás, jamás una retirada. No se conoce la palabra desmoralización, siempre adelante, a luchar, vencer o morir. Ni un solo alarde inútil de valor, siempre dispuesto para utilizar al máximo su capacidad en el momento decisivo del combate.

Jamás estarás solo. Ni la muerte compañera te arrastrará por la tierra ardiente. Siempre, siempre, incluso enfrentándose a ella, hay un juramento sagrado que ningún legionario puede traicionar. Es el Espíritu de Compañerismo. Las más bellas palabras escritas para un combatiente.

‹‹Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos››

Compañerismo, amistad, unión y socorro. Hermandades, Cofradías, Asociaciones, Fundaciones, velan por la tradición y reúnen en su seno a todos aquellos que un día sirvieron en la Legión junto a todos los que sin haber vestido la camisa legionaria han hecho del Credo de la Legión un estilo de vida. Es un juramento que nadie olvida. Ni nadie les confesará. Queda entre cada dos hombres.

‹‹Espíritu de Amistad, de juramento entre cada dos hombres››

Dije que la fundación de la Legión es la obra más importante llevada a cabo en el Ejército de Tierra español en los últimos cien años. Lo repito y me reafirmo en ello. Y con ello rindo respetuoso homenaje a su inolvidable fundador y primer Jefe, Coronel Honorario de la Legión, Teniente Coronel Don José Millán-Astray. Lo han intentado pero no han podido. El Coronel Millán-Astray fue, es y será el Jefe de la Legión, el primero y el último, y así es para todos los legionarios. ¡Siempre, siempre!

Todo tiene un final. La legión no lo tiene. No se acaba todo con la muerte, tan leal compañera. Nadie quiere morir, duele la muerte, hiere su zarpa de fiera. Nadie quiere regar con su sangre la tierra ardiente. ¡Pero hay cosas…!, ¡tantas cosas!; solo hay que mirar a tu Bandera y… por eso se muere y se hace uno novio de la muerte.

Sin temer al empuje del enemigo exaltado, sabes morir como un bravo y la Enseña rescatar.

‹‹El morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez, la muerte llega sin dolor, y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde››

… Si Dios un día te llama, para mi un puesto reclama. ¡Dios mío, Cristo de la Buena Muerte! Ningún legionario te olvida. Un vínculo eterno que explica esa extraña procesión interna entre el Cristo y la Legión. Cofrades del servicio, siempre en andas por la vida, en vilo por la zozobra y en ti la seguridad.

¿Entiendes por qué morir en el combate no es tan horrible como parece?

No puedo terminar estas palabras sin dirigirme a ti, Señor, aunque no merezco que tu escuches mi quejido… ¡Cristo de la Buena Muerte!

Fuente: Blog