Rafael Davila:»Los silencios de los militares»

RafaelDavilaEl interés por lo militar sólo surge cuando algunos frivolizan con la unidad de España o hay declaraciones interesadas que provocan escándalo o enfrentamiento de partes. De esto precisamente es de lo que huyen los militares, de las declaraciones irrespetuosas o descorteses y de aquellas que dan lugar a equivocadas interpretaciones.

Con demasiada frecuencia te preguntan, ¿qué piensan los militares?, ¿por qué no opinan los militares? Una cosa es lo que piensan los militares y otra su opinión. El pensamiento militar es claro y rotundo y no hay opinión por no ser opinable ya que forma parte de la esencia de la milicia; es su norma de conducta, su cortesía y disciplina. Hay cosas que no dan lugar a opinión o interpretaciones, como la misión, claramente definida en la Constitución, el juramento o promesa a la Bandera, hecho por su conciencia y honor, y su primer y fundamental deber, la disposición permanente para defender a España, incluso con la entrega de la vida.

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Y no lo han inventado ellos sino que son mandatos que se repiten en la Constitución y Reales Ordenanzas. Centinela-gallegoEn esto no hay opinión posible sino reflexión y preparación para su cumplimiento. Este es el pensamiento militar de obligado cumplimiento y no opinable. Por tanto, los llamados silencios militares son el resultado de tener muy claro cual es su misión y su comportamiento; sólo es necesario saber escuchar. De otros temas más domésticos cada uno opina lo que le parece, como el resto de los españoles, aunque esta sea una profesión castigada históricamente en lo doméstico y que calla mucho, quizás demasiado, mientras otros hablan por ella, también demasiado y sin escuchar a los protagonistas.

En ocasiones los silencios hablan más que las palabras. De forma que todos sabemos cuales son los temas “domésticos” y cuales son los “otros”. En este bello oficio siempre se piensa y se siente lo que se dice, pero a la hora de hablar solemos recordar aquello de no “desenvaines la espada sin razón ni la envaines sin honor”, en este caso la palabra.

“Y habló, como siempre habla, tan justo tan mesurado…” (Cantar Mío Cid).

Cortesía, inseparable de la disciplina.

Fuente: La Gaceta