Hace tres meses, Artur Mas entregaba la espada de Jaime I en la Escuela Militar de El Talarn (Lérida) Su partido, CiU, reclama en el Congreso de los Diputados y con protestas en la calle al Ministerio de Defensa que no cierren esa instalación castrense. Ayer, su lugarteniente Oriol Pujol, hablaba de la amenaza militar de España.
Artur Mas y su doble juego de negocio e identidad: el pasado 8 de julio asistía a la entrega de los despachos de sargentos de la XXXVII Promoción a 449 militares en la Academia General Básica de Suboficiales de El Talarn (Lérida). Incluso Mas ofreció la espada de Jaime I a uno de los sargentos. Banderas de España, banda e himno nacional. Nada faltó junto a los Príncipes de Asturias y al ministro de Defensa, Pedro Morenés, que presidieron el acto castrense. Sólo tres meses después, este 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, dejaba plantadas a las autoridades del Estado en Madrid y decía que él no tenía nada que celebrar porque la Diada ya había sido el 11 de septiembre.
Con su presencia en la Academia del Talarn, Artur Mas quería presionar para asegurarse que el Ministerio de Defensa no va a cerrarla. Esta misma reivindicación la han expresado los grupos parlamentarios nacionalistas catalanes (CiU y ERC) en el Congreso de los Diputados, donde han interpelado al ministro de Defensa para exigirle que no desmantele la instalación militar.
A la vez, ayer, Oriol Pujol, presidente del grupo de CiU en el Parlamento catalán y secretario general de CDC, además de hijo del ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol, afirmó que la secesión de Cataluña «no lo para nadie, ni siquiera los ejércitos, los tanques o los cañones«. Se supone que se refería al mismo Ejército que su partido reclama que se quede en el Talarn.
Por un lado, CiU reclama el mantenimiento del “negocio militar”, con sus correspondientes proveedores en la comarca del Talarn, en la que muchos ciudadanos viven del suministro y de los servicios que prestan a este acuartelamiento que el ministerio de Defensa quiere cerrar dentro de su plan de ajustes y ahorros, además de su falta de encaje dentro de la estrategia de acuartelamientos distribuidas por España. Pero por otro, Oriol Pujol presentando al ejército español como una fuerza invasora, agresora y extranjera.
Esa es la estrategia conceptual del nacionalismo catalán: lo español es una amenaza a la ‘identitat catalana‘, pero que hay retener para aprovecharla y vampirizarla. Y si se ofenden y nos dan la espalda, es que no nos respetan y nos expolian. Francesc Homs, portavoz de la Generalitat, recurría a la zoología para explicar que la relación de España con Cataluña era como la del león poderoso de torpes movimientos que quiere cazar a la gacela [Cataluña], liviana y ágil. Tal vez la situación se parecería más a que el nacionalismo catalán que él y su partido encarnan -que no Cataluña- representan a las aves que viven en el hábitat que crea el elefante, que les da protección cuando lo necesitan o cuelan solas y se alejan cuando les conviene.
Fuente: La Voz libre