Juan Chicharro:»El militar y la libertad de expresión»

Juan_ChicharroHoy el militar en España no suele prodigarse en comentar aspectos de la vida pública; sólo alguna que otra vez. Extraña en parte este hecho toda vez que el número de escritores militares es muy elevado siendo su dedicación principal, amén de los aspectos profesionales, el de la Historia. Sin embargo cuando su opinión se sale de ese entorno y comenta asuntos del día a día nos encontramos con reacciones cuando menos pintorescas, más que nada debido a la confusión – muchas veces interesada – sobre el derecho a la libertad de expresión de este colectivo.

Así y a propósito de lo acaecido con las declaraciones últimas de un Teniente Coronel, oigo y leo en determinados medios, argumentos expresando que el militar carece, por su condición, de libertad de expresión y al mismo tiempo arremeter contra otro al que le acusan de erigirse en intérprete de la Constitución por el mero hecho de expresar con claridad lo que dice la misma.

Con todo no tendría mayor importancia este hecho si no fuera porque desgraciadamente es un mensaje que ha calado en la sociedad e incluso entre más de un militar.

Vamos a ver:

El militar como cualquier ciudadano español tiene el derecho constitucional a la libertad de expresión, si bien limitado por lo que marca la Ley Orgánica de Derechos y Deberes del Militar en sus artículos 7 y 12. En estos artículos la Ley limita este derecho a la sujeción a la neutralidad política, a los derivados de la salvaguarda de la seguridad y defensa nacional, al deber de reserva y al respeto a la dignidad de las personas e instituciones públicas y poderes públicos; consecuentemente la Ley establece que el militar no podrá pronunciarse públicamente ni hacer propaganda a favor o en contra de los partidos políticos, asociaciones políticas, sindicatos, candidatos a elecciones a cargos públicos, referendos, consultas políticas o programas u opciones políticas.

Y esto es todo. O dicho de otra forma: no cabe duda que en tanto en cuanto las declaraciones de un militar no sobrepasen los límites citados estas pueden expresar cualquier pensamiento o idea.

El pasado día 25 el editorial de un medio de gran difusión advierte del peligro de que los militares interpreten la Constitución. Valiente sandez. El militar ha jurado o prometido guardar y hacer guardar la Constitución y por lo tanto está en su derecho a ello. Interpretar significa según el diccionario de la RAE “explicar el sentido de algo y principalmente el de un texto”. Nada más.

No acabo de entender el alcance de la intención del citado editorial que además navega en el desconocimiento o en la inopia de lo que sucede en otros países de nuestro entorno. Quizás fuera bueno que el editorialista se enterara del peso de la opinión de los generales norteamericanos, a propósito de algunas decisiones políticas en la guerra de Afganistán,  o la de los británicos sobre la enorme reducción del presupuesto de Defensa, entre otros muchos ejemplos. Las democracias avanzadas admiten sin problema alguno la opinión de una parte importante de su sociedad desde el respeto a la legalidad.

Los militares, ciudadanos de uniforme pero ciudadanos al fin y al cabo, no tienen reparo alguno en el ejercicio de su derecho constitucional de la libertad de expresión en leer que el artículo 2 de la Constitución española dice: “la Constitución se fundamenta en la INDISOLUBLE UNIDAD de la Nación española…”,   y el artículo 8 en su primer apartado dice: “Las Fuerzas Armadas…, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. Y todo ello interpretando claramente que la propia Constitución establece como árbitro para dirimir los conflictos constitucionales al Tribunal Constitucional y que es el Gobierno conforme al artículo 97 el responsable de la defensa del Estado.

¿Cuál es entonces el problema?

Oía también el otro día a un conocido periodista alegar que la voz del Ejército es oída con preocupación debido al hecho de mantenerse en la sociedad el estigma de su lealtad al régimen anterior. Lamento disentir de esta opinión por muchos motivos; entre otros porque se contradice con las encuestas de opinión pública que sitúan a las FAS entre las instituciones más valoradas de nuestra nación, amén de que pienso que ya va siendo hora de poner las cosas en su sitio en este sentido. Es innegable que las FAS fueron soporte del franquismo. Cierto. Pero también lo fue al menos media España y bastante más.

Tengo la impresión que lo que a algunos les parece inquietante cuando habla algún militar está más ligado a la certeza de que los militares suelen cumplir lo que juran o prometen.

Tal vez sea éste el problema.

No veo en absoluto motivo para que nadie se inquiete por todo esto; más bien deberían inquietarse por aquellos que sí amenazan la Constitución Española. Y estos no son precisamente los que componen el colectivo militar.

 Fuente : republica