Los tres tripulantes del «Elcano» vendieron la droga en Nueva York

Juan-sabastian-elcano-600En principio, a los tres tripulantes del Juan Sebastián de Elcano no se les intervino droga alguna cuando fueron arrestados por personal de la Policía Militar, pero las sospechas apuntan a que podrían estar relacionados con una transacción de unos veinte kilos de cocaína. Eso es, al menos, lo que cree la policía de Nueva York, cuerpo desde el que se cursó la orden internacional que propició la detención de los marineros.
Aunque el hermetismo en el seno de las Fuerzas Armadas es elevado, poco a poco durante el día de ayer fueron trascendiendo nuevos detalles de esta investigación. Así, tal y como también recoge la agencia Europa Press, la principal línea de investigación presumiblemente se decanta por la teoría de que la partida de droga habría sido adquirida por los arrestados cuando el buque escuela de la Armada española hizo escala en el puerto colombiano de Cartagena de Indias.
Entre el 14 y el 19 de abril, el Elcano estuvo fondeado en estas instalaciones del mar Caribe para, acto seguido, continuar la travesía hacia Nueva York. El velero llegó a esta localidad del Este de Estados Unidos el 10 de mayo y no partió rumbo a Dublín hasta cinco días más tarde.
Se cree que, en un momento dado de esta escala, los tres tripulantes lograron contactar con un traficante al que, supuestamente, le colocaron la cocaína colombiana. Al cierre de esta edición, y de confirmarse la realidad de estos hechos, no había trascendido el montante económico que pudieran haber obtenido como beneficio.
Posible acuerdo para delatarlos
Por su parte, lo que desconocían los ahora arrestados es que su fortuna iba a dar un giro de 180 grados en poco tiempo. Y es que el traficante que había adquirido los estupefacientes cayó posteriormente en una redada de la policía neoyorquina. Las fuentes consultadas se mostraron convencidas de que el narco, quizás con el objetivo de buscarse un acuerdo satisfactorio con el fiscal, pudo haber delatado a los tres soldados profesionales.
Añadieron que es habitual que, con el objetivo de reducir considerablemente las penas de cárcel con las que en Estados Unidos se reprime el tráfico de drogas, los detenidos acaben por identificar a otros narcotraficantes o a sus suministradores de estupefacientes.
En cualquier caso, gracias o no a la delación del neoyorquino, la policía consiguió llegar hasta los tres españoles, quienes, aparentemente, ya se encontraban en aguas internacionales culminando la segunda fase del 85.º crucero de instrucción. Esta circunstancia determinó que se optase por tramitar una orden internacional de detención.
De este modo, este sábado, mientras el Juan Sebastián de Elcano permanecía fondeado frente a Bueu, policías militares custodiaron a los detenidos hasta tierra y los pusieron a disposición de un juez togado militar, el cual se había trasladado ex profeso para tomarles declaración. Asistidos por abogados y ante la presencia de un representante del ministerio público, los jóvenes fueron interrogados sin que hubiese trascendido si accedieron o rehusaron contestar a las cuestiones que se les fueron planteando.
La sesión terminó con el magistrado firmando un auto por el que se decretaba el ingreso inmediato de los detenidos en un centro penitenciario. En principio, han sido trasladados hasta una prisión militar en la que, a priori, permanecerán por el momento.
Una de las incertidumbres que rodea a este caso es si los militares españoles actuaron como intermediarios entre un cartel de la droga colombiano y el narcotraficante neoyorquino o si, por el contrario, llevaron a cabo motu proprio la transacción con la que se les vincula. Si las fuentes consultadas consideran que lo más probable es que hubiesen sido contactados por terceras personas, precisaron, asimismo, que de haber actuado por su cuenta tendrían que tener contactos establecidos previamente tanto en Cartagena de Indias como en Nueva York.
En este sentido, consideraron como «poco lógico» que una persona, sin contactos conocidos, pueda adquirir sin más una partida de veinte kilos de cocaína en Colombia para luego vendérsela a un traficante que reside a más de 3.300 kilómetros de distancia.

Fuente : Lavozdegalicia