La guerra es un gran negocio, al igual que los conflictos armados o los estados fallidos. Hechos contrastados como que el día después de los atentados de París subieron en la bolsa las acciones de las empresas vinculadas a la industria armamentista o que esta industria en España haya multiplicado por 44 sus beneficios en los últimos quince años así lo demuestran.
La última noticia no es menos alarmante: El Corte Inglés podría estar detrás de la fabricación de los uniformes del ISIS. La mayoría de los medios han omitido esta noticia, seguramente porque tendrán que anunciar el invierno, la primavera, el verano, el otoño y las rebajas de estos centros comerciales. Lamentable.
El Corte Inglés es, sin duda, una de las empresas más siniestras de nuestro país. Está claramente vinculada al poder, especialmente al Partido Popular, y cuando estos ganaron las elecciones (2011), El Corte Inglés agonizaba (llegó a tener problemas de liquidez muy serios en 2013). Cuatro años después la recuperación es palpable (El Corte Inglés mejora su beneficio por primera vez en seis años, 2015).
La labor de Manuel Pizarro, directivo y adjunto a la presidencia (2014), persona muy cercana al PP (famoso por el debate Pizarro-Solbes en 2008) ha sido fundamental… Intentaré explicarlo mejor: la clave es fichar a un expolítico para saquear los bolsillos de los ciudadanos y a eso se prestan tanto PP como PSOE.
Una de las denuncias que realicé en su momento fue lo incomprensible que resultaba haber tenido tres uniformes diferentes en los últimos ocho años de crisis y recortes. Puede ser que en las Fuerzas Armadas no hubiese dinero para el mantenimiento de los helicópteros que no dejan de matar a los militares que transportan o que nadie se plantease realizar el necesario gasto en la renovación de las minas en mal estado que han matado a diez militares y herido a varios más, pero cambiar la uniformidad para beneficio de El Corte Inglés era imprescindible. Se llegó al absurdo de tener tropas en mitad de frondosos bosques con trajes áridos, algo así como linternas en la noche. Fue El Corte Inglés el que ganó mucho dinero gracias a disparates como este.
Este centro está dirigido por Dimas Gimeno, candidato por Falange en tres ocasiones, algo que sería incómodo, como poco, para cualquier partido, pero para los populares no es problema alguno. El Corte Inglés devuelve los favores en sus centros, en los que se venden libros sobre cómo curar la homosexualidad a la vez que se esconden, ocultan o sabotean aquellos libros o novelas que puedan resultar incómodos o críticos, como los que he escrito sobre tráfico de armas o drogas y la vinculación de personalidades muy conocidas (Código rojo).
El terrorismo debe dejar de ser un negocio
Lo primero que tiene que hacer la fiscalía es investigar si los uniformes que portan los combatientes del ISIS han sido fabricados por El Corte Inglés. Si esto es así deben producirse detenciones, sanciones y condenas.
Por otro lado, a día de hoy nadie puede negar que la financiación de los 60.000 combatientes del ISIS proviene de Arabia Saudí, Qatar, Bahréin o Emiratos Árabes Unidos. Son demasiadas las voces que denuncian este escándalo mientras que la comunidad internacional mira para otro lado y la caja registradora sigue facturando. Está demostrado que estos países financian o permiten que sus ciudadanos financien el terrorismo, por lo que es necesario imponer sanciones duras a los mismos, presionar a sus empresas y personalidades y, si hace falta, suspender o tensar las relaciones diplomáticas con ellos. Por supuesto, alguien le tiene que decir a los reyes, el emérito y el actual, que dejen de ser campechanos con semejantes individuos. Nada de ir al Gran Premio de Bahréin o de permitir regalos como los coches de alta gama que recibió el Rey Juan Carlos I.
Entiendo que no le haga gracia al Rey y a muchos otros que se tomen medidas contundentes con aquellos que apoyan el terrorismo del ISIS, dado que parecen ser muy amigos y hacer muy buenos negocios, pero es necesario. La única forma de terminar con el ISIS es cortar sus vías de financiación. Deben de investigarse a las petroleras que compran su petróleo y sancionarlas, así como a toda aquella empresa que participe directa o indirectamente. Esa es la mejor forma de terminar con el ISIS.
Hay muchas personas que afirman que cambiar las relaciones con los países mencionados puede tener consecuencias en la economía, por ejemplo en la compra de barriles de petróleo. Hay que reconocer que así sucedería, pero no para los ciudadanos, sino para los comisionistas que intervienen en las compras. Entre ellos el Rey Juan Carlos, según Roberto Centeno, exconsejero de una petrolera y catedrático de economía.
El 23 de junio de 2014 el barril alcanzaba los 114 dólares, pero en la actualidad se vende por debajo de los 40 dólares. ¿Por qué la gasolina solo ha bajado en este periodo desde el 1,59 hasta el 1,14 actual euros/litros (en el caso del diesel desde 1,43 hasta el 1,00)?
Es innegable que estas tensiones podrían afectar a las inversiones realizadas por qataríes en El Corte Inglés (unos 1.000 millones de euros), también favorecidas supuestamente por su majestad el Rey Juan Carlos (¡no se le escapa una!), y a su venta de uniformes militares, pero es necesario si queremos acabar con el terrorismo. No digo que sea fácil pues se trata de una empresa, como antes he comentado, bastante siniestra, tanto que Óscar Areces, uno de los hijos del cofundador, ha denunciado ser víctima de escuchas ilegales en su teléfono móvil. Ahí es nada.
La importancia de los medios de comunicación
En esta tarea es de gran importancia que los medios de comunicación dejen de difundir los vídeos en los que los terroristas asesinan a sus víctimas o afirman estupideces del estilo de “pretendemos recuperar Al Andalus“, otorgándoles una valiosa promoción. Diarios como El Mundo pierden la credibilidad y hacen el ridículo dando cobertura a semejantes delirios.
No es cierto que 60.000 mercenarios pretendan reconquistar Al Andalus, ya que sus objetivos son más locales. De hecho, lo que hay en juego ahora mismo en Oriente Próximo son varias luchas de poder (suníes contra chiíes; Turquía, Arabia Saudí e Israel contra Irán y Siria; USA y aliados contra Rusia, China y aliados; etc)… Y aunque este fuera su objetivo es por completo imposible su consecución, por lo que no hay motivo para alarmar a los ciudadanos.
Deberían informar sobre la financiación del ISIS o explicar cómo han podido 60.000 mercenarios enfrentarse durante varios años a USA, UE, Rusia, Turquía, Israel, Arabia Saudí,… que suman más de 4 millones de soldados y una superioridad abismal de armamento y recursos. Es evidente, pues, que la batalla que nos están contando no es como nos la están contando y que todos estos países no pueden estar luchando solo contra el ISIS porque si así fuera la guerra ya se habría terminado hace mucho tiempo. Lo que está sucediendo es que utilizan su supuesta lucha contra el ISIS para enfrentarse entre ellos por sus verdaderos objetivos, diferentes según cada país y cada nivel de enfrentamiento.
Así pues, puede que la gran traición no sea negarse a bombardear Oriente Próximo, sino ganar dinero con los conflictos armados, los estados fallidos o las guerras, dejar de perseguir a estas empresas y personalidades, no informar correctamente a los ciudadanos. Por tanto, la próxima vez que se produzca un atentado del ISIS en Europa piensa que habrá personalidades lucrándose, periodistas mirando para otro lado, miembros de la justicia, la fiscalía y las FCSE sin hacer su trabajo…
Fuente: Publico