¿QUÉ FUE DEL SANEDRÍN?

Pedro_pitarchLas divergencias públicas entre el ministro de asuntos exteriores y cooperación, Sr. García-Margallo, y el de defensa, Sr. Morenés, van siendo tan patentes como frecuentes. Y eso no es bueno para nada ni para nadie. Porque sufre la credibilidad internacional de España y envía un mal mensaje colateral a las FAS, especialmente a las unidades llamadas a desplegar en el exterior. Después del desencuentro relativo al volumen de la participación de las FAS en las operaciones en Malí, el último rifirrafe verbal ministerial ha tomado cuerpo en la visión sobre el futuro de la participación española en FINUL, la misión de NN UU en Líbano. Mientras que para el ministro de defensa parece conveniente ir pensando en finalizar pronto la participación de las FAS españolas en dicha misión, para el de exteriores, por el contrario, la presencia española en tal misión es permanente y allí debe seguir mientras no hubiera, en su caso, un cambio radical en la situación. Un diario de tirada nacional se hacía eco de ello

Después de tantos años dedicados al estudio y el trabajo de las cuestiones internacionales de defensa y seguridad, no me puede sorprender la complejidad de la política exterior. Especialmente cuando, como le sucede a España, el modelo parece agotado. Nuestro país, en un contexto internacional que en los últimos años ha sufrido enormes cambios de naturaleza, y cuando el reparto del poder a nivel global hace difícil identificar si el escenario internacional es ahora multipolar o, incluso más dramático, “apolar” (con muchos polos pero de capacidades limitadas), nuestra política exterior parece huérfana. Porque, alcanzados plenamente los grandes objetivos que en los últimos treinta años absorbieron las mayores energías (Comunidades Europeas, OTAN, presencia real en Latinoamérica o en el Mediterráneo), cada cual internamente barre para su propia parcela. España, en esta tesitura, necesita hacer un ejercicio de auto-confianza. Necesita replantearse qué tipo de potencia internacional quiere y puede ser. Y hacerlo decididamente, tanto en el plano bilateral como en el multilateral, en el seno europeo. Europa, no me cabe duda en ello, debe ser el eje central, la columna vertebral, que articule la política española.
En todo caso, sorprende no tanto la discrepancia interministerial como su publicidad. Especialmente cuando el gobierno parece interesado en “opositar” a uno de los sillones no permanentes en el consejo de seguridad de NN UU para los años 2015-16. O cuando ha presentado la candidatura de un general de división en la reserva, Asarta, para adjunto al asesor militar del departamento de operaciones de paz de NN UU (DPKO). Todo ello, en el marco la reducción del 50% del contingente español en FINUL, realizada hace solo cuatro meses, que denota un desinterés de España por la función de los cascos azules. Caramba, sí que algunos están enrevesando las cosas. Uno diría que tan evidente disparidad sobre una acción exterior concreta no favorece ninguno de los intereses españoles actuales en el marco de NN UU.
Hace ya años, se constituyó una comisión “ad hoc”, conocida coloquialmente como el Sanedrín, que reúne a personal de alto nivel tanto de exteriores como de defensa. Su función es fundamentalmente coordinadora y de intercambio de información. Es decir, precisamente para que eso que se viene produciendo no sucediera.Y hoy, supuestamente, lo tendrían “a huevo”, al ser dos diplomáticos, el director general de política exterior y asuntos multilaterales, globales y de seguridad (MAEC), y el SEGENPOL (MINISDEF), las respectivas cabezas de las delegaciones en el Sanedrín. Claro que, ‒según la lengua algo viperina de un amigo embajador‒, es precisamente ese común origen diplomático lo que hace que la cosa funcione como funciona. Otras explicaciones podrían ser que, o bien los respectivos ministros van por libre sin hacer caso alguno a la coordinación salida del Sanedrín, o bien, y más simplemente, que éste no se reúne con la debida frecuencia. En cualquier caso mal. A lo mejor a alguien se le ocurre otra explicación del problema.