Qué hay detrás del despliegue militar de Vladimir Putin en Siria

Con la política que Occidente está emprendiendo en Siria, ¿podría el despliegue militar de Rusia ocurrir en un momento más perfecto?

La movilización de decenas de aviones de combate y cientos de tropas para auxiliar al presidente Bashar al Asad se emprendió hace algunas semanas, pero es importante destacar lo que ha estado sucediendo en los últimos 10 días, como los informes de la presencia de rusos en una base aérea, cerca de la fortaleza de Al Asad de Latakia.

Varios altos funcionarios de Estados Unidos han decidido dimitir, entre ellos el enviado del presidente Obama, general retirado John Allen.

De fondo está una estancada política estadounidense, sumada al sinnúmero de discusiones en torno al grado en el que la campaña de bombardeos ha mitigado al autodenominado grupo Estado Islámico (EI).

El general Allen era conocido por creer que EE.UU. debía endurecer su posición en el derrocamiento del presidente Al Asad, y en la necesidad de una zona de seguridad en el norte de Siria.

En cuanto a Reino Unido, la semana pasada el Consejo de Seguridad Nacional estaba considerando propuestas para que sus fuerzas ayuden a proteger a civiles en el norte de Siria.

Lo que nadie sabe es si Rusia seguirá enviando fuerzas terrestres a Siria y si el despliegue de objetivos será más de naturaleza ofensiva que de protección de instalaciones aéreas y navales.
Otros países, entre ellos Francia, Holanda y Australia, están pensando en iniciar ataques contra objetivos en Siria pertenecientes a EI o los han comenzado recientemente.
¿Asumirán ahora muchos sirios que esas misiones son parte del mismo esfuerzo que parece desplegar Rusia para salvar al gobierno del presidente Al Asad?

Todos los cálculos de la región se derrumbaron por la velocidad y la escalada del despliegue ruso.

La operación siguió un patrón militar lógico: asegurar el aeródromo de Latakia; mejorar sus instalaciones; crear una defensa contra un posible ataque aéreo; y, por último, enviar allí aviones de combate.

Desde el martes por la mañana los rusos han trasladado al aeródromo 28 aviones de combate (12 SU24 bombarderos, 12 Su25 aviones para ofensiva terrestre y 4 Su-30 cazas multifunción), dos tipos de drones y 20 helicópteros.

Algunos informes sugieren que el despliegue es de tanta envergadura que se va a necesitar más de una pista de aterrizaje para sus operaciones y, ciertamente, las últimas fotos de satélite de la región costera de Siria sugieren que otras instalaciones militares pueden estar en fase de preparación para nuevos despliegues.

Las imágenes de satélite de los sitios al norte del aeródromo de Latakia podrían indicar que las fuerzas rusas están desplegadas allí.

Más de 240.000 sirios han muerto desde que comenzó el conflicto en 2011.

Funcionarios del Pentágono informaron el lunes que los aviones no tripulados ya estaban operando, presumiblemente en busca de objetivos, y que se podría esperar una ofensiva aérea «en cuestión de días».

Los rusos han desplegado una fuerza de ataque equivalente al poder de las pocas decenas de aviones que tiene Siria, pero con armas guiadas más modernas y sistemas de vigilancia.

Esta ofensiva, al igual que los ataques de Rusia en Ucrania el año pasado, presenta un escenario transatlántico delicado.