Detrás de este alboroto, una mujer marroquí ha sido robada y abofeteada por un compatriota, le debe dinero y le ha quitado el pasaporte para que ella no le denuncie. Lo que aterra más aún es que de la decena de hombres que los rodean nadie interviene en su defensa. Mientras tanto, la escena está siendo grabada, la mujer que lo hace increpa a los asaltantes desde las alturas. Al oir que las autoridades están sobre aviso muchos de los espectadores corren a esconderse. En ese momento es cuando José Arcas, militar destinado en Melilla intercede para que dejen a la mujer y tras forcejear con el marroquí que habia sustraido el pasaporte e inmovilizarlo, recuperó el pasaporte.